Por Manolo Pichardo
Listín Diario 12/03/2009
El periodismo tradicional se enfrenta a retos difíciles como han manifestado dueños de medios de comunicación impresos de tradición en países como Estados Unidos, España, Francia y otros cuyas noticias no tienen impacto en el ámbito internacional. El monopolio de informar, de jerarquizar las informaciones de acuerdo al criterio de un dueño o director que responde a cierta clase social, a determinada escuela, nicho ideológico o incluso partido, pierde espacio porque el avance de las tecnologías de la comunicación y la información va rompiendo de forma acelerada el verticalismo mediático que hemos conocido hasta ahora.
La internet, instrumento concebido para fines militares y que ha venido a empequeñecer el planeta tras atrapar al mundo civil, se ha venido enriqueciendo con herramientas que, al alcance del ciudadano común, va creando un gigantesco escaparate del tamaño de nuestro globo en el que trajes blancos y trapos sucios se exhiben sin discriminación para que el público consuma lo que prefiera. Los correos electrónicos fueron rompiendo el cerco, destapando, de forma tímida, los zafacones utilizados por los medios tradicionales para esconder informaciones; llegaron entonces los blogs y, sin proponérselo, entraron en una especie de competencia con el periodismo formal en la red, sólo que más democráticos y atrevidos.
Una ola de blogueros irrumpió en la red, desafiantes e irreverentes, horizontalizando las informaciones, poniendo en apuros a los que de forma deliberada sustentaban el periodismo cerrado. Las redes sociales se suman a estos instrumentos y Hi5, Facebook, Myspace y los celulares, con cámaras fotográficas, de videos y los SMS, entre otros espacios como Youtube van transformando la sociedad global para hacerla más transparente y vigilada.
Conocida esta radiografía, los medios de comunicación tradicionales que no se sumen al estilo de informar con rapidez, y se horizontalicen, se irán diluyendo hasta convertirse en piezas de museo.
El periodismo tradicional se enfrenta a retos difíciles como han manifestado dueños de medios de comunicación impresos de tradición en países como Estados Unidos, España, Francia y otros cuyas noticias no tienen impacto en el ámbito internacional. El monopolio de informar, de jerarquizar las informaciones de acuerdo al criterio de un dueño o director que responde a cierta clase social, a determinada escuela, nicho ideológico o incluso partido, pierde espacio porque el avance de las tecnologías de la comunicación y la información va rompiendo de forma acelerada el verticalismo mediático que hemos conocido hasta ahora.
La internet, instrumento concebido para fines militares y que ha venido a empequeñecer el planeta tras atrapar al mundo civil, se ha venido enriqueciendo con herramientas que, al alcance del ciudadano común, va creando un gigantesco escaparate del tamaño de nuestro globo en el que trajes blancos y trapos sucios se exhiben sin discriminación para que el público consuma lo que prefiera. Los correos electrónicos fueron rompiendo el cerco, destapando, de forma tímida, los zafacones utilizados por los medios tradicionales para esconder informaciones; llegaron entonces los blogs y, sin proponérselo, entraron en una especie de competencia con el periodismo formal en la red, sólo que más democráticos y atrevidos.
Una ola de blogueros irrumpió en la red, desafiantes e irreverentes, horizontalizando las informaciones, poniendo en apuros a los que de forma deliberada sustentaban el periodismo cerrado. Las redes sociales se suman a estos instrumentos y Hi5, Facebook, Myspace y los celulares, con cámaras fotográficas, de videos y los SMS, entre otros espacios como Youtube van transformando la sociedad global para hacerla más transparente y vigilada.
Conocida esta radiografía, los medios de comunicación tradicionales que no se sumen al estilo de informar con rapidez, y se horizontalicen, se irán diluyendo hasta convertirse en piezas de museo.
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