sábado, 5 de abril de 2008

Blair y el Tratado de Lisboa


Por Manolo Pichardo
Tras el fracaso del proyecto que pretendía dotar a la Unión Europea de una constitución, los líderes del llamado Viejo Continente se abocaron a definir un tratado como forma de romper con el estancamiento que impedía avanzar hacia un estadío integrador más maduro.

Lograron su objetivo en Lisboa el pasado diciembre, y entre los asuntos acordados, estuvo la de extender el período del presidente del Consejo Europeo de 6 meses a 2 años y medio.
Sin pérdida de tiempo, franceses y británicos propusieron que la primera presidencia asumida bajo el nuevo acuerdo recayera sobre Tony Blair, un individuo que sin lugar a dudas reúne condiciones más que suficientes para ello. Hay voces, sin embargo, que se oponen a esto alegando razones que a mi juicio tienen peso de sobra.

A lo primero que se recurre para descalificarlo es a que su país no pertenece a la zona euro y que, como el Tratado establece que el presidente del Consejo, organismo que reúne a los jefes de Estado y de Gobierno de los países que integran la UE, representará en el exterior al bloque, el ex Primer Ministro inglés no tendrá la calidad o la credibilidad suficiente para discutir los temas económicos fuera del ámbito de la UE.

Es bueno recordar que Gran Bretaña no pertenece a los países que conforman el espacio Schengen, a los que se integraron la pasada semana Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia y Malta; y de los que son parte Noruega e Islandia a pesar de no ser comunitarios.

Se señala también que en el Tratado de Lisboa los británicos no quisieron ser parte de la nueva cooperación judicial y policial por lo que Blair tampoco estaría en condiciones de representar a la Unión cuando se aborden tomas sobre el terrorismo u otros asuntos que atañan a estos acuerdos.
Y es que la visión del ex líder laborista como dicen algunos analistas europeos, “es demasiado intergubernamental para dirigir los destinos del Consejo Europeo, que es el motor de la integración”.

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