Listín Diario 20/05/2011.-
Evo encontró un país pobre, el más pobre de nuestro continente después de Haití; en tales condiciones su mensaje redentor arrastró a las masas hacia el redil que fue construyendo de la mano de las fuerzas sociales que se expresaban a través de los grupos populares. Su matrimonio con estos sectores le va acompañando en sus gestiones de gobierno a pesar de las adversidades que ha debido enfrentar para mantener en pie su proyecto político.
Seguir Leyendo...
Seguir Leyendo...
La pobreza sigue agobiando a los bolivianos a pesar de que el desempleo sólo alcanza el 8.8%, porque resulta que el 73% de éstos son informales, trabajos de mala calidad que se traducen en ingresos miserables que ponen a 6 de los 10 millones de ciudadanos en la línea y por debajo de la línea de la pobreza.
La economía ha crecido a un promedio de 5.2%, pero algunas instituciones nacionales e internacionales afirman que el crecimiento se reparte de forma desigual y que las políticas asistencialistas del gobierno, más que combatir la pobreza, la perpetúan porque no van acompañadas de planes que vayan insertando a los beneficiarios de los programas en un mercado de empleo que brinden los sectores productivos privados y estatales, como ocurre en países como Chile y Brasil.
Aducen los que antagonizan con el gobierno del presidente Morales, que él, antes que concertar un proyecto nacional de incentivo a las empresas de capital privado para promover el empleo de calidad, ha decidido competir de forma desleal, estatizando y dando toda clase de estímulos a las compañías públicas que van demostrando ser deficientes como lo fueron en el pasado.
Esta afirmación, sin embargo, se encuentra de frente con otras opiniones, pues resulta que tras la nacionalización de la industria de los hidrocarburos, el Estado obligó a las petroleras que operan en Bolivia a renegociar las regalías que pagaban al gobierno, para incrementar la participación del Estado en las utilidades del sector de un 20 a un 80%; a pesar de esta medida, polémica en su momento, las empresas del negocio admiten que la explotación no deja de ser rentable.
Como si fuera poco el Fondo Monetario Internacional, en un informe divulgado en 2010, elogió la forma en que el gobierno de Evo Morales enfrentó los apuros económicos que impactaron el planeta al afirmar que su administración mostró “una sólida gestión macroeconómica y una eficaz respuesta política para mitigar los efectos de la crisis global”.
Algunos economistas conservadores que tuvieron participación activa en gobiernos anteriores han señalado que a pesar de la retórica de izquierda que acompaña al presidente boliviano, su gestión ha caminado por las sendas de los organismos financieros internacionales, disciplinando la economía, lo que ha permitido el más alto crecimiento en los últimos 30 años, que haya bajado la deuda de un 84 a un 37% e incrementado la demanda interna de un 2 a 6% anual.
La economía ha crecido a un promedio de 5.2%, pero algunas instituciones nacionales e internacionales afirman que el crecimiento se reparte de forma desigual y que las políticas asistencialistas del gobierno, más que combatir la pobreza, la perpetúan porque no van acompañadas de planes que vayan insertando a los beneficiarios de los programas en un mercado de empleo que brinden los sectores productivos privados y estatales, como ocurre en países como Chile y Brasil.
Aducen los que antagonizan con el gobierno del presidente Morales, que él, antes que concertar un proyecto nacional de incentivo a las empresas de capital privado para promover el empleo de calidad, ha decidido competir de forma desleal, estatizando y dando toda clase de estímulos a las compañías públicas que van demostrando ser deficientes como lo fueron en el pasado.
Esta afirmación, sin embargo, se encuentra de frente con otras opiniones, pues resulta que tras la nacionalización de la industria de los hidrocarburos, el Estado obligó a las petroleras que operan en Bolivia a renegociar las regalías que pagaban al gobierno, para incrementar la participación del Estado en las utilidades del sector de un 20 a un 80%; a pesar de esta medida, polémica en su momento, las empresas del negocio admiten que la explotación no deja de ser rentable.
Como si fuera poco el Fondo Monetario Internacional, en un informe divulgado en 2010, elogió la forma en que el gobierno de Evo Morales enfrentó los apuros económicos que impactaron el planeta al afirmar que su administración mostró “una sólida gestión macroeconómica y una eficaz respuesta política para mitigar los efectos de la crisis global”.
Algunos economistas conservadores que tuvieron participación activa en gobiernos anteriores han señalado que a pesar de la retórica de izquierda que acompaña al presidente boliviano, su gestión ha caminado por las sendas de los organismos financieros internacionales, disciplinando la economía, lo que ha permitido el más alto crecimiento en los últimos 30 años, que haya bajado la deuda de un 84 a un 37% e incrementado la demanda interna de un 2 a 6% anual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario