Perspectiva Ciudadana 17/12/2008
Al puntapié recibido por la administración republicana en las recién pasadas elecciones en Estados Unidos se agregan ahora los zapatazos lanzados por el periodista iraquí Muntadar al-Zeidi contra la cabeza de esa administración, George Bush, en Irak.
La imagen del presidente perturbado, sorprendido y avergonzado ha dado la vuelta al mundo en horas y el periodista iraquí es hoy la encarnación de millones de hombres y mujeres que alrededor del Planeta abominan de quien será recordado como uno de los peores presidentes de la historia estadounidense.
Mentiroso consumado, aceptó y defendió una mentira burda para invadir y destruir un país en aras de controlar y usufructuar su petróleo.
Déspota envanecido, ha perpetrado todas las violaciones de los derechos humanos y de la soberanía de muchos países en aras de una supuesta guerra contra el terrorismo que no ha parado mientes en ningún tipo de perversión.
Arrogante impenitente, soltó de nuevo los demonios del ya contenido aparato de espionaje y torturas de la CIA y llevó la guerra sucia a extremos que la humanidad creía ya superados.
Ignorante redomado, no supo que ser presidente de la primera potencia mundial ponía sobre sus hombros una enorme responsabilidad para con los suyos y para con el mundo. Lejos de gobernar para su pueblo y para la humanidad, sirvió los intereses de un grupo ambicioso y de ideas retorcidas y el resultado no puede ser más deprimente y desafortunado para su pueblo y para la humanidad. Trató de imponer su credo rancio a todo el mundo y hoy su administración no pueden estar más desacreditada y odiada.
De Irak, en Medio Oriente, a Guantánamo, en el Caribe, todo habla de una pudrición moral que hoy hunde a Wall Street y a todo el sistema económico capitalista gangrenado por un ejercicio del Poder que no puede ser más inmoral.
Si no va a un tribunal penal internacional para ser juzgado por crímenes sin nombre, es porque ese aparato judicial no es más que un tablado donde se representan las escenas previamente arregladas por los jefes del mundo.
La herencia que recibe Barack Obama es de tal ruindad que no hay manera de que ambos no pasen a la Historia: Bush como la personificación de la ruina moral y material de su país, y Obama como la concreción de su última esperanza.
Los zapatazos recibidos por Bush no pueden ser más simbólicos.
La imagen del presidente perturbado, sorprendido y avergonzado ha dado la vuelta al mundo en horas y el periodista iraquí es hoy la encarnación de millones de hombres y mujeres que alrededor del Planeta abominan de quien será recordado como uno de los peores presidentes de la historia estadounidense.
Mentiroso consumado, aceptó y defendió una mentira burda para invadir y destruir un país en aras de controlar y usufructuar su petróleo.
Déspota envanecido, ha perpetrado todas las violaciones de los derechos humanos y de la soberanía de muchos países en aras de una supuesta guerra contra el terrorismo que no ha parado mientes en ningún tipo de perversión.
Arrogante impenitente, soltó de nuevo los demonios del ya contenido aparato de espionaje y torturas de la CIA y llevó la guerra sucia a extremos que la humanidad creía ya superados.
Ignorante redomado, no supo que ser presidente de la primera potencia mundial ponía sobre sus hombros una enorme responsabilidad para con los suyos y para con el mundo. Lejos de gobernar para su pueblo y para la humanidad, sirvió los intereses de un grupo ambicioso y de ideas retorcidas y el resultado no puede ser más deprimente y desafortunado para su pueblo y para la humanidad. Trató de imponer su credo rancio a todo el mundo y hoy su administración no pueden estar más desacreditada y odiada.
De Irak, en Medio Oriente, a Guantánamo, en el Caribe, todo habla de una pudrición moral que hoy hunde a Wall Street y a todo el sistema económico capitalista gangrenado por un ejercicio del Poder que no puede ser más inmoral.
Si no va a un tribunal penal internacional para ser juzgado por crímenes sin nombre, es porque ese aparato judicial no es más que un tablado donde se representan las escenas previamente arregladas por los jefes del mundo.
La herencia que recibe Barack Obama es de tal ruindad que no hay manera de que ambos no pasen a la Historia: Bush como la personificación de la ruina moral y material de su país, y Obama como la concreción de su última esperanza.
Los zapatazos recibidos por Bush no pueden ser más simbólicos.
1 comentario:
Esos zapatazos, símbolo del desprecio al jefe del Imperio, se han ganado la aprobación de los pueblos, sobre todo de aquellos que no se someten al credo del amo del mundo.
Saludos! Muy interesante su blog... me resultó muy comprensible ese texto sobre el keynesianismo.
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