Listín Diario 26/02/2009
Hillary Clinton, la secretaria de Estado de Barack Obama, ha dado inicio a una gira internacional en la que se pone en evidencia un cambio significativo en la política exterior estadounidense, tal como lo prometió durante su campaña el hoy presidente de aquel país.
La reedición de la doctrina del Gran Garrote o Big Stick, puesta en marcha por la anterior administración bajo el alegado propósito de devolver el respeto y la influencia de los EEUU en el mundo, no hizo más que provocar un mayor aislamiento de aquella nación, pues el abandono del multilateralismo asociado a los cambios geopolíticos y geoeconómicos surgidos a raíz del fin de la Guerra Fría, hacía inapropiada la reaparición de aquella política concebida bajo el lema de “América para los americanos”, la que debía leerse: “América para los estadounidenses”.
Al presidente Bush le faltó visión, no entendió que a partir de 1989 el mundo comenzó a cambiar, que los intereses globales se reajustaron y que por tanto los modelos asumidos a principios del siglo XX y reforzados por la bipolaridad que marcó la competencia soviético/estadounidense, cayeron en el desfase absoluto.
Obama, un hombre formado en la transición, vino con el discurso que demandaba no sólo el electorado de su país sino el propio planeta que vivió día a día su discurso asumiéndolo como halo bruñido de esperanza. No podemos decir que el nuevo presidente implementará la política del Buen Vecino como contrapeso a la “diplomacia” dura que caracterizó la administración Bush, porque los tiempos son distintos.
Lo que importa es que Obama, a través de su mensajera, está dando señales de que los EEUU avanza hacia la multilateralidad, la cooperación internacional y la paz concebida mediante el diálogo que ojalá se establezca con respeto. Si así ocurriese, las tensiones podrían disminuir por lo que habría menos distracciones, lo que nos permitiría dedicarnos a trabajar en los temas del hambre, la salud, la energía, la delincuencia internacional, el cambio climático; en fin, en buscar solución a los problemas que impiden el bienestar planetario.
Hillary Clinton, la secretaria de Estado de Barack Obama, ha dado inicio a una gira internacional en la que se pone en evidencia un cambio significativo en la política exterior estadounidense, tal como lo prometió durante su campaña el hoy presidente de aquel país.
La reedición de la doctrina del Gran Garrote o Big Stick, puesta en marcha por la anterior administración bajo el alegado propósito de devolver el respeto y la influencia de los EEUU en el mundo, no hizo más que provocar un mayor aislamiento de aquella nación, pues el abandono del multilateralismo asociado a los cambios geopolíticos y geoeconómicos surgidos a raíz del fin de la Guerra Fría, hacía inapropiada la reaparición de aquella política concebida bajo el lema de “América para los americanos”, la que debía leerse: “América para los estadounidenses”.
Al presidente Bush le faltó visión, no entendió que a partir de 1989 el mundo comenzó a cambiar, que los intereses globales se reajustaron y que por tanto los modelos asumidos a principios del siglo XX y reforzados por la bipolaridad que marcó la competencia soviético/estadounidense, cayeron en el desfase absoluto.
Obama, un hombre formado en la transición, vino con el discurso que demandaba no sólo el electorado de su país sino el propio planeta que vivió día a día su discurso asumiéndolo como halo bruñido de esperanza. No podemos decir que el nuevo presidente implementará la política del Buen Vecino como contrapeso a la “diplomacia” dura que caracterizó la administración Bush, porque los tiempos son distintos.
Lo que importa es que Obama, a través de su mensajera, está dando señales de que los EEUU avanza hacia la multilateralidad, la cooperación internacional y la paz concebida mediante el diálogo que ojalá se establezca con respeto. Si así ocurriese, las tensiones podrían disminuir por lo que habría menos distracciones, lo que nos permitiría dedicarnos a trabajar en los temas del hambre, la salud, la energía, la delincuencia internacional, el cambio climático; en fin, en buscar solución a los problemas que impiden el bienestar planetario.
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