Listín Diario 14/08/2009.-
No serán muchos los países del continente que crecerán este año, pues la crisis económica global ha desvencijado los aparatos productivos sin discriminación alguna, y es que grandes y pequeños, por esta interdependencia que crece a medida que la mundialización nos alinea en una hilera de fichas de dominó, comenzamos a caer como consecuencia del desplome de la pieza que inicia la columna.
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Estados Unidos, promotor de las desregulaciones por aquello de la mano invisible para ajustar el mercado, fue la primera ficha que, mareada por la mórbida sed de riquezas facilitadas por la especulación y el abuso, cayó llevándose al piso toda la fila. Consumado el hecho vinieron los cónclaves internacionales para buscar una cura a la delicada situación financiera que rápidamente inoculó la economía real golpeando el empleo y deteriorando la calidad de vida de grandes masas humanas.
El estallido de esta crisis financiera venía precedida de una crisis alimentaria y una energética que resintieron de algún modo algunas economías, lo que convirtió en más delicado el panorama de empobrecimiento de muchos países. Las medidas tomadas van dando resultados tímidos, y en nuestro país los números comienzan a ser alentadores ya que seremos de los pocos países que crecerán este año.
A pesar de esto corrieron por todo el territorio nacional rumores de protestas que se fueron convirtiendo en hechos y retorceduras de las que estamos acostumbrados a ver: incendios, saqueos, tiroteos, en fin, actos vandálicos que dañan propiedades públicas y privadas. Esto era previsible, el PLD no es oposición y unas elecciones se aproximan.
La ecuación aflora cuasi espontáneamente por la naturaleza política de actores que no entienden los procesos sociales ni económicos, que no interpretan la historia de forma adecuada y por ello ejercen de oídos la política: siempre protestan, nunca proponen y se dejan arrastrar por las emociones y las consignas sin hacer espacio al buen juicio. Sembrando caos pretenden cosechar votos porque desconocen el rol histórico que deben jugar, por esta razón los pequeños instrumentos no crecen y el grande que los utiliza, cuando le toca gobernar, deshace todo.
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Estados Unidos, promotor de las desregulaciones por aquello de la mano invisible para ajustar el mercado, fue la primera ficha que, mareada por la mórbida sed de riquezas facilitadas por la especulación y el abuso, cayó llevándose al piso toda la fila. Consumado el hecho vinieron los cónclaves internacionales para buscar una cura a la delicada situación financiera que rápidamente inoculó la economía real golpeando el empleo y deteriorando la calidad de vida de grandes masas humanas.
El estallido de esta crisis financiera venía precedida de una crisis alimentaria y una energética que resintieron de algún modo algunas economías, lo que convirtió en más delicado el panorama de empobrecimiento de muchos países. Las medidas tomadas van dando resultados tímidos, y en nuestro país los números comienzan a ser alentadores ya que seremos de los pocos países que crecerán este año.
A pesar de esto corrieron por todo el territorio nacional rumores de protestas que se fueron convirtiendo en hechos y retorceduras de las que estamos acostumbrados a ver: incendios, saqueos, tiroteos, en fin, actos vandálicos que dañan propiedades públicas y privadas. Esto era previsible, el PLD no es oposición y unas elecciones se aproximan.
La ecuación aflora cuasi espontáneamente por la naturaleza política de actores que no entienden los procesos sociales ni económicos, que no interpretan la historia de forma adecuada y por ello ejercen de oídos la política: siempre protestan, nunca proponen y se dejan arrastrar por las emociones y las consignas sin hacer espacio al buen juicio. Sembrando caos pretenden cosechar votos porque desconocen el rol histórico que deben jugar, por esta razón los pequeños instrumentos no crecen y el grande que los utiliza, cuando le toca gobernar, deshace todo.
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