Listín Diario 23/09/2011.-
La conquista del poder por la vía electoral le llega al sandinismo en un contexto internacional distinto, con una situación geopolítica marcada por la multipolaridad económica y un mundo asistiendo al abatimiento de las fronteras arancelarias, con un capitalismo que se robustecía sobre la plataforma neoliberal que imponían los organismos financieros internacionales, bajo las orientaciones de algunos países industrializados, sin sospechar que en su expansión y fortalecimiento se incubaba el germen que le conduciría a la peor crisis, después de la padecida en 1929. Seguir Leyendo...
Independientemente de los errores que cometieran Los Muchachos en el ejercicio del poder, no se desprendieron de las herramientas ideológicas que marcaron su lucha, a pesar del mensaje de Francis Fukuyama, que proclamando el fin de la historia o el fin de las ideologías, una postura, sin lugar a dudas ideológica, pretendía convencer, sobre todo a la izquierda, de que no había otra alternativa al capitalismo en su versión salvaje, y que cualquier intento por cambiar el nuevo esquema de producción de riquezas, estaba destinado al fracaso, como fracasaron los países de la órbita soviética y se diluyen los de China y Vietnam.
Humanizar el capitalismo no era una opción; fortalecer al capital privado de los países emergentes tampoco, solo estaba abierto el camino para, en medio de la desregulación laboral, el achicamiento del Estado y toda suerte de libertad de mercado sin control, producir riquezas como fin en sí mismo, sin importar que se acumularan en pocas manos, como consecuencia de la creciente exclusión, derivada de una glotonería que nunca puso en perspectiva la indigestión que les mantiene en una carrera constante hacia el disminuido y despreciado doctor Estado.
Sin Guerra Fría, con Fukuyama retractado y el neoliberalismo hundido en la inviabilidad, el sandinismo se agrega a la ola de la izquierda democrática que, bajo un nacionalismo progresista que no desconoce la importancia de la inversión extranjera y la apertura de los mercados, se mancuerna con un empresariado nacional comprometido con el crecimiento económico atado a la inclusión social, que conjure la deuda histórica que tienen los actores fundamentales de los procesos de producción con los menos favorecidos.
Saben estos empresarios, como hemos dicho, que el crecimiento sin derrame no permite el círculo virtuoso del progresivo proceso de ofertar y demandar, porque un mercado lleno de pobres no consume, lo que deviene en un círculo vicioso de pobreza, ya que, el que produce no tiene a quien venderle sus productos, y el que se dedica a los servicios no encuentra a quien ofertarlos.
Humanizar el capitalismo no era una opción; fortalecer al capital privado de los países emergentes tampoco, solo estaba abierto el camino para, en medio de la desregulación laboral, el achicamiento del Estado y toda suerte de libertad de mercado sin control, producir riquezas como fin en sí mismo, sin importar que se acumularan en pocas manos, como consecuencia de la creciente exclusión, derivada de una glotonería que nunca puso en perspectiva la indigestión que les mantiene en una carrera constante hacia el disminuido y despreciado doctor Estado.
Sin Guerra Fría, con Fukuyama retractado y el neoliberalismo hundido en la inviabilidad, el sandinismo se agrega a la ola de la izquierda democrática que, bajo un nacionalismo progresista que no desconoce la importancia de la inversión extranjera y la apertura de los mercados, se mancuerna con un empresariado nacional comprometido con el crecimiento económico atado a la inclusión social, que conjure la deuda histórica que tienen los actores fundamentales de los procesos de producción con los menos favorecidos.
Saben estos empresarios, como hemos dicho, que el crecimiento sin derrame no permite el círculo virtuoso del progresivo proceso de ofertar y demandar, porque un mercado lleno de pobres no consume, lo que deviene en un círculo vicioso de pobreza, ya que, el que produce no tiene a quien venderle sus productos, y el que se dedica a los servicios no encuentra a quien ofertarlos.
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