martes, 23 de septiembre de 2008

Muy grandes para dejarlos caer.


Esto es lo que se argumenta para justificar la decisión del gobierno norteamericano de facilitar cientos de miles de millones de dólares para salvar los negocios de unos banqueros que hicieron y deshicieron, ganaron miles de millones años atrás armando un monumental enredo con el beneplácito de los gobiernos Clinton y Bush y la complicidad de las agencias de calificación que, hasta la semana pasada, ponían las mejores notas a negocios que ya estaban quebrados.
Es tan grande el enredo que han montado, que están haciendo daño a muchísima gente en todas partes del mundo. Esta asociación de banqueros, calificadoras y bancos centrales (independientes) contaminaron las finanzas y los ahorros del mundo entero. Hace un rato publicaba The New York Times la tragedia que están viviendo (y vivirán) los pensionados y jubilados, ancianitos, hombres y mujeres que trabajaron toda su vida y que invirtieron sus ahorros confiados en lo que se les decía y nadie desmentía.
Pero eso no es todo. Extranjeros muy poderosos que confiaron en la palabra gubernamental norteamericana, en el rigor y seriedad de las agencias calificadoras y en la honestidad de los ejecutivos, no parecen ya dispuestos a aceptar que todo haya sido un “exceso de audacia y confianza, expresión vital del capitalismo cowboy” y perder su dinero. Molestos, defraudados, algunos están retirando su dinero –y de esto se escribe poco-; los más fuertes, presionan al gobierno norteamericano para que se las arregle como pueda y les garantice su dinero, su inversión.
¿Podrá todo este dinero evitar que caigan los negocios de estos banqueros ? La mayoría de la gente no lo sabe porque, aunque se cree que son muy grandes, nadie sabe exactamente su tamaño. Otros dicen que no, que el problema no es dinero, sino desconfianza. Los optimistas y los que tienen comprometido su dinero, esperan que sí.
El hecho es que a pesar del anuncio del presidente Bush y de las explicaciones del secretario del Tesoro Paulson a los medios de comunicación, los que hacen negocios siguen incrédulos y desconfiados. El resultado es que al finalizar la jornada de hoy lunes, el dólar volvió a perder valor, el Indice Dow Jones cayó, el barril de petróleo subió y el oro también; la banca europea y rusa desoyó el pedido de Paulson y no va a inyectar más dinero público.
De regulación y controles públicos, nada. De protección a los hipotecados, a los jubilados y pensionados, nada.
Mientras el gobernador del Banco Central de la República Dominicana recomienda a los dominicanos a no buscar dólares, sino pesos y el CONEP adelanta que se producirán despidos de empleados y cierre de empresas en nuestro país.
¿Principio o fin?

Tomado de Perspectivas Ciudadana del 23 de septiembre de 2008

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