El Caribe 18/12/2009.-
“La radio y la televisión son un asco; no hay un programa aunque sea infantil que no tenga comerciales sugiriendo o invitando al sexo”, me escribe un lector acerca de mis recientes artículos sobre la vulgaridad en los medios electrónicos.
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Me permito reproducir el texto de su mensaje. Dice: “Me gusta ver el juego de pelota con mis hijos, una de 15, otra de 13 y uno de 9 años y, entre jugada y jugada, el anuncio del estimulante sexual masculino llamado La Pela, me hace cambiar el canal ante la situación de vergüenza que me genera. He optado por ver el resultado de los juegos en la prensa al otro día. Hace una semana mientras recorría con el control los canales me encontré con un programa de mediodía en el que se desarrollaba un segmento que titulan “Sácalo, Éntralo”, título musicalizado y reducido a un estribillo con esas dos palabras. Mientras lo cantaban, dos jovencitas sin ningún pudor hacían movimientos pélvicos sugiriendo una relación sexual. La televisión está llena de programas de este tipo. Pero la radio, Miguel, espanta. Me tomo el cuidado de no escuchar un programa matutino de mucha audiencia cuando ando en mi vehículo con mis hijos, porque un día mi niña de 15 me dijo… "¡Pero Pa´, cómo pueden decir esas palabrotas en la radio!” Además de las palabrotas, los anuncios obscenos y toda suerte de acciones soeces, los que pretenden comunicar no conocen el idioma.
Es frecuente escuchar: “Lo mandaron a la cálcel de la Vitoria…Lo día van pasando…El dotol Leonel Felnande…Lo policía de AMÉ” y un largo etcétera que pone en entredicho la capacidad de los que manejan los medios. Son comunicadores que no conocen su compromiso con la sociedad, son dueños de medios que sólo tienen interés en el rating. Por ello pienso que deberíamos iniciar una campaña para exigir el adecentamiento de los medios de comunicación y si es posible promover una legislación que los regule”.
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Me permito reproducir el texto de su mensaje. Dice: “Me gusta ver el juego de pelota con mis hijos, una de 15, otra de 13 y uno de 9 años y, entre jugada y jugada, el anuncio del estimulante sexual masculino llamado La Pela, me hace cambiar el canal ante la situación de vergüenza que me genera. He optado por ver el resultado de los juegos en la prensa al otro día. Hace una semana mientras recorría con el control los canales me encontré con un programa de mediodía en el que se desarrollaba un segmento que titulan “Sácalo, Éntralo”, título musicalizado y reducido a un estribillo con esas dos palabras. Mientras lo cantaban, dos jovencitas sin ningún pudor hacían movimientos pélvicos sugiriendo una relación sexual. La televisión está llena de programas de este tipo. Pero la radio, Miguel, espanta. Me tomo el cuidado de no escuchar un programa matutino de mucha audiencia cuando ando en mi vehículo con mis hijos, porque un día mi niña de 15 me dijo… "¡Pero Pa´, cómo pueden decir esas palabrotas en la radio!” Además de las palabrotas, los anuncios obscenos y toda suerte de acciones soeces, los que pretenden comunicar no conocen el idioma.
Es frecuente escuchar: “Lo mandaron a la cálcel de la Vitoria…Lo día van pasando…El dotol Leonel Felnande…Lo policía de AMÉ” y un largo etcétera que pone en entredicho la capacidad de los que manejan los medios. Son comunicadores que no conocen su compromiso con la sociedad, son dueños de medios que sólo tienen interés en el rating. Por ello pienso que deberíamos iniciar una campaña para exigir el adecentamiento de los medios de comunicación y si es posible promover una legislación que los regule”.
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