Listín Diario 26/03/2010.-
El período de seis años por el que serán electos los nuevos legisladores, alcaldes y regidores ha puesto al desnudo las debilidades de los partidos y la semejanza entre unos y otros. El comportamiento que forjaba la fisionomía del hoy minoritario PRSC, de autoritarismo y excesiva y retorcida vocación por el poder; el talante de partido organizado, disciplinado, estudioso y respetuoso de sus reglas internas que exhibía el PLD, y el carácter populista, espontáneo, irreflexivo y repentista del PRD, se diluyen en la conjunción de conductas que les hacen parecer la misma organización política.
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Jovenzuelos sin la edad requerida por la Constitución fueron inscritos como candidatos a diputados; “avivatos” con poder mediático o recursos del Estado intentaron despojar a los auténticos dirigentes de las organizaciones políticas en sus diferentes demarcaciones del legítimo derecho de aspirar a puestos electivos, pues llegaron e intentaron alzarse con las candidaturas de militantes que han defendido los colores, las “ideas” y posiciones de sus partidos durante toda una vida.
Pero la Junta Central Electoral, en un acto de responsabilidad, comenzó a poner las cosas en su lugar y protegió la militancia, defenestró a usurpadores y frenó a los tránsfugas que, en contubernio con los dirigentes que con el secuestro han ido privatizando los partidos políticos, se andan sentando en sillas ajenas.
Tenemos que celebrar esta Junta porque a partir de ahora una luz de esperanza asoma, un resquicio se abre para reordenar el sistema de partidos, para que se comiencen a respetar las reglas internas, para que el mérito y los años de militancia se comiencen a reconocer, para que el seductor y corruptor poder del dinero deje de definir la suerte de las entidades políticas, para que en lo adelante nos podamos dedicar a la discusión seria de los problemas nacionales e internacionales que impactan en la vida de los ciudadanos y ciudadanas.
Los dirigentes, los cuadros, los verdaderos militantes parecen tener en la Junta un aliado para crear un movimiento democratizador que termine con la privatización de los partidos, con el secuestro, con las piñatas, con la inacción, con la carencia de ideas y propuestas, con la pobreza conceptual e ideológica de que adolecen todos, incluyendo al PLD, el único que aún conserva cierto orden y disciplina.
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Jovenzuelos sin la edad requerida por la Constitución fueron inscritos como candidatos a diputados; “avivatos” con poder mediático o recursos del Estado intentaron despojar a los auténticos dirigentes de las organizaciones políticas en sus diferentes demarcaciones del legítimo derecho de aspirar a puestos electivos, pues llegaron e intentaron alzarse con las candidaturas de militantes que han defendido los colores, las “ideas” y posiciones de sus partidos durante toda una vida.
Pero la Junta Central Electoral, en un acto de responsabilidad, comenzó a poner las cosas en su lugar y protegió la militancia, defenestró a usurpadores y frenó a los tránsfugas que, en contubernio con los dirigentes que con el secuestro han ido privatizando los partidos políticos, se andan sentando en sillas ajenas.
Tenemos que celebrar esta Junta porque a partir de ahora una luz de esperanza asoma, un resquicio se abre para reordenar el sistema de partidos, para que se comiencen a respetar las reglas internas, para que el mérito y los años de militancia se comiencen a reconocer, para que el seductor y corruptor poder del dinero deje de definir la suerte de las entidades políticas, para que en lo adelante nos podamos dedicar a la discusión seria de los problemas nacionales e internacionales que impactan en la vida de los ciudadanos y ciudadanas.
Los dirigentes, los cuadros, los verdaderos militantes parecen tener en la Junta un aliado para crear un movimiento democratizador que termine con la privatización de los partidos, con el secuestro, con las piñatas, con la inacción, con la carencia de ideas y propuestas, con la pobreza conceptual e ideológica de que adolecen todos, incluyendo al PLD, el único que aún conserva cierto orden y disciplina.
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