El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, confirmó hoy que la economía estadounidense crece con moderación, aunque advirtió de la lenta recuperación laboral y del alto déficit fiscal, que obligará al Gobierno a tomar "decisiones difíciles".
En una comparecencia ante el Congreso para dar a conocer las perspectivas económicas del país, Bernanke dijo que, en términos generales, la economía de EE.UU. está en la senda de la recuperación, después de haberse visto inmersa en la peor recesión de los últimos 70 años.
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Tras un año de contracción, la economía estadounidense comenzó a crecer en el tercer trimestre de 2009, en tanto que las empresas han comenzado a dar salida a los inventarios acumulados durante la crisis y a aumentar la producción.
La Reserva Federal (Fed) ha incentivado la recuperación económica con varios programas de compra de activos y con unos reducidos tipos de interés, que se encuentran por debajo del 0,25 por ciento desde diciembre de 2008.
En su comparecencia, Bernanke sostuvo, utilizando el lenguaje habitual de la Fed, que los tipos se mantendrán bajos "por un extenso periodo de tiempo".
La rapidez con la que Estados Unidos saldrá definitivamente de la crisis dependerá, según Bernanke, de dos factores, como es el consumo privado, que ha estado frenado en los dos últimos años, y la inversión empresarial.
"En términos generales, los datos más recientes sugieren que la demanda interna será suficiente para promover un crecimiento económico moderado", apuntó el máximo responsable de la política monetaria estadounidense, quien resaltó, además, que no se están produciendo tensiones inflacionistas.
No obstante, afirmó, EE.UU. tiene ante sí algunos obstáculos, entre ellos la debilidad del sector inmobiliario y del mercado laboral, y las dificultades de las familias y las empresas para acceder a los créditos.
El mercado del trabajo, indicó Bernanke, fue duramente castigado durante la crisis y, aunque el ritmo de despidos se ha ralentizado, reconoció que "llevará tiempo restaurar los 8,5 millones de empleos que se han perdido en los dos últimos años".
Si bien la economía, en su conjunto, comenzó a crear empleos en marzo pasado, existen indicios que son desalentadores, como el hecho de que uno de cada diez estadounidenses en edad de trabajar esté desempleado.
"Estoy particularmente preocupado por el hecho de que en marzo, el 44 por ciento de los desempleados ha estado sin trabajo durante al menos seis meses", añadió el presidente de la Fed.
Otra de las grandes sombras que planean sobre la mayor economía del mundo es, según Bernanke, el alto déficit que arrastra el país, que en el ejercicio fiscal 2009 alcanzó los 1,4 billones de dólares, el 9,9 por ciento del producto interior bruto (PIB).
El economista explicó que ahora que la recuperación ha comenzado y se necesita un menor estímulo fiscal, las previsiones son reducir el déficit en los próximos diez años a un nivel de entre el 4 y el 5 por ciento, en tanto que la deuda pública se situará sobre el 70 por ciento del PIB.
No obstante, este escenario está basado en determinadas condiciones, como que el Gobierno no extienda los recortes de impuestos vigentes y contenga el gasto público.
Sin estos requisitos, advirtió Bernanke, el déficit podrá regresar al nivel del 9 por ciento de PIB en 2020, en tanto que la deuda alcanzaría el 100 por ciento del producto interior bruto.
El responsable de la máxima autoridad monetaria de Estados Unidos urgió al Gobierno y a los legisladores a afrontar este problema si se quiere mantener "la confianza de los mercados financieros y del público en general".
"Atender estos problemas a tiempo es importante, no sólo para mantener la credibilidad, sino también para llevar a cabo los ajustes necesarios sin apuros", apuntó.
"En otras palabras -indicó- afrontar los problemas fiscales del país requiere tomar decisiones difíciles, pero posponerlas sólo lo hará más difícil".
En una comparecencia ante el Congreso para dar a conocer las perspectivas económicas del país, Bernanke dijo que, en términos generales, la economía de EE.UU. está en la senda de la recuperación, después de haberse visto inmersa en la peor recesión de los últimos 70 años.
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Tras un año de contracción, la economía estadounidense comenzó a crecer en el tercer trimestre de 2009, en tanto que las empresas han comenzado a dar salida a los inventarios acumulados durante la crisis y a aumentar la producción.
La Reserva Federal (Fed) ha incentivado la recuperación económica con varios programas de compra de activos y con unos reducidos tipos de interés, que se encuentran por debajo del 0,25 por ciento desde diciembre de 2008.
En su comparecencia, Bernanke sostuvo, utilizando el lenguaje habitual de la Fed, que los tipos se mantendrán bajos "por un extenso periodo de tiempo".
La rapidez con la que Estados Unidos saldrá definitivamente de la crisis dependerá, según Bernanke, de dos factores, como es el consumo privado, que ha estado frenado en los dos últimos años, y la inversión empresarial.
"En términos generales, los datos más recientes sugieren que la demanda interna será suficiente para promover un crecimiento económico moderado", apuntó el máximo responsable de la política monetaria estadounidense, quien resaltó, además, que no se están produciendo tensiones inflacionistas.
No obstante, afirmó, EE.UU. tiene ante sí algunos obstáculos, entre ellos la debilidad del sector inmobiliario y del mercado laboral, y las dificultades de las familias y las empresas para acceder a los créditos.
El mercado del trabajo, indicó Bernanke, fue duramente castigado durante la crisis y, aunque el ritmo de despidos se ha ralentizado, reconoció que "llevará tiempo restaurar los 8,5 millones de empleos que se han perdido en los dos últimos años".
Si bien la economía, en su conjunto, comenzó a crear empleos en marzo pasado, existen indicios que son desalentadores, como el hecho de que uno de cada diez estadounidenses en edad de trabajar esté desempleado.
"Estoy particularmente preocupado por el hecho de que en marzo, el 44 por ciento de los desempleados ha estado sin trabajo durante al menos seis meses", añadió el presidente de la Fed.
Otra de las grandes sombras que planean sobre la mayor economía del mundo es, según Bernanke, el alto déficit que arrastra el país, que en el ejercicio fiscal 2009 alcanzó los 1,4 billones de dólares, el 9,9 por ciento del producto interior bruto (PIB).
El economista explicó que ahora que la recuperación ha comenzado y se necesita un menor estímulo fiscal, las previsiones son reducir el déficit en los próximos diez años a un nivel de entre el 4 y el 5 por ciento, en tanto que la deuda pública se situará sobre el 70 por ciento del PIB.
No obstante, este escenario está basado en determinadas condiciones, como que el Gobierno no extienda los recortes de impuestos vigentes y contenga el gasto público.
Sin estos requisitos, advirtió Bernanke, el déficit podrá regresar al nivel del 9 por ciento de PIB en 2020, en tanto que la deuda alcanzaría el 100 por ciento del producto interior bruto.
El responsable de la máxima autoridad monetaria de Estados Unidos urgió al Gobierno y a los legisladores a afrontar este problema si se quiere mantener "la confianza de los mercados financieros y del público en general".
"Atender estos problemas a tiempo es importante, no sólo para mantener la credibilidad, sino también para llevar a cabo los ajustes necesarios sin apuros", apuntó.
"En otras palabras -indicó- afrontar los problemas fiscales del país requiere tomar decisiones difíciles, pero posponerlas sólo lo hará más difícil".
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