Listín Diario 27/05/2011.-
En Ecuador como en Bolivia la población indígena es mayoritaria, pues mientras en el país que soltó las amarras para llevar a la presidencia a un auténtico hijo de los pueblos originarios, ésta alcanza el 62 por ciento, en la tierra que vio nacer a Rafael Correa, el porcentaje alcanza un 52%, con un 40% de mestizo, un 5% de afrodescendientes, y el resto, esto es el 3 por ciento, tiene raíces hispanas.
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Desde la colonia, con el engranaje jurídico y administrativo que establecieron los conquistadores para marcar una diferencia entre los aborígenes y ellos, los pueblos indígenas han sufrido de la marginalidad social, el despojo y la explotación que se ha expresado en la repartición de tierras de mala calidad, atención en salud más que precaria, empleos mal remunerados y toda suerte de tratos y ambiente que generan paupérrimas condiciones de vida.
Las desgracias centenarias que han acompañado a los pueblos sometidos en el Ecuador, acompañaron a los negros que fueron trasladados desde África a esta parte del continente americano, con la finalidad de trabajar en las plantaciones de caña y algodón, pues ocurre que no solo fueron víctimas de la esclavitud clásica, sino de la que se desprendió del esquema jurídico que durante 500 años les marginó de los beneficios desprendidos de la occidentalización de la sociedad.
La negación de derechos políticos y económicos a las tres mayorías que forman la población ecuatoriana (indígena, mestiza y negra) se vino arrastrando de una u otra forma hasta entrado este siglo cuando el gobierno de Correa comenzó a romper con las jerarquías sociales étnicamente definidas por siglos, ya que desde inicios de su gobierno dio participación en calidad de ministros y otros altos cargos a indígenas; levantó el orgullo de sus culturas milenarias al hablar en quichua en actos públicos y reivindicar incluso indumentarias aborígenes en sus presentaciones oficiales.
La cuestión, sin embargo, va más allá de lo que pudiera considerarse como cosmético o fachada para un gobierno que por su ubicación ideológica necesita mostrar su talante progresista, y es que como afirma Jorge León Trujillo en un trabajo que llamó “Las organizaciones indígenas en el gobierno de Rafael Correa”: “En Ecuador, la inserción en la escena política de los indígenas y sus objetivos de lograr mayores espacios sociales para la afirmación colectiva se ha acelerado en los últimos años, entre otros durante el gobierno de Rafael Correa”.
Pero la impronta izquierdista que va dejando el presidente ecuatoriano no solo se estampa en la reivindicación de los pueblos indígenas y afrodescendientes, sino en las reformas políticas y económicas que impulsa tras llegar de la mano de movimientos sociales.
Las desgracias centenarias que han acompañado a los pueblos sometidos en el Ecuador, acompañaron a los negros que fueron trasladados desde África a esta parte del continente americano, con la finalidad de trabajar en las plantaciones de caña y algodón, pues ocurre que no solo fueron víctimas de la esclavitud clásica, sino de la que se desprendió del esquema jurídico que durante 500 años les marginó de los beneficios desprendidos de la occidentalización de la sociedad.
La negación de derechos políticos y económicos a las tres mayorías que forman la población ecuatoriana (indígena, mestiza y negra) se vino arrastrando de una u otra forma hasta entrado este siglo cuando el gobierno de Correa comenzó a romper con las jerarquías sociales étnicamente definidas por siglos, ya que desde inicios de su gobierno dio participación en calidad de ministros y otros altos cargos a indígenas; levantó el orgullo de sus culturas milenarias al hablar en quichua en actos públicos y reivindicar incluso indumentarias aborígenes en sus presentaciones oficiales.
La cuestión, sin embargo, va más allá de lo que pudiera considerarse como cosmético o fachada para un gobierno que por su ubicación ideológica necesita mostrar su talante progresista, y es que como afirma Jorge León Trujillo en un trabajo que llamó “Las organizaciones indígenas en el gobierno de Rafael Correa”: “En Ecuador, la inserción en la escena política de los indígenas y sus objetivos de lograr mayores espacios sociales para la afirmación colectiva se ha acelerado en los últimos años, entre otros durante el gobierno de Rafael Correa”.
Pero la impronta izquierdista que va dejando el presidente ecuatoriano no solo se estampa en la reivindicación de los pueblos indígenas y afrodescendientes, sino en las reformas políticas y económicas que impulsa tras llegar de la mano de movimientos sociales.
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