Listín Diario 03/06/2011.-
Con su Revolución Ciudadana, el presidente Rafael Correa intenta construir una sociedad más justa, y aunque él encabeza este proyecto de inclusión, no es más que un instrumento de fuerzas sociales e históricas que en un natural proceso dialéctico rescataron del caos y la incertidumbre al Ecuador, que por años fue escenario de una volatilidad política que generó desconfianza e incluso rechazo hacia la forma tradicional de hacer política y hacia los políticos que se convertían en tradición.
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Resulta que, con la vuelta a la democracia después de la inestabilidad política que provocaron los golpes de Estado que caracterizaron a la mayoría de nuestros países por esos años, en 1978 con Jaime Roldós inicia un proceso hacia la estabilidad democrática que no se sostendría por mucho tiempo; pues frágil y hasta con un presidente secuestrado, alcanzó para sobrevivir a la llegada de Abdalá Bucaram en 1996, destituido al otro año, tras un desastroso desempeño económico y sucesivos escándalos que generaron protestas populares que culminaron con su destitución por “incapacidad mental”.
Su vicepresidente no pudo retener el poder por más de dos días a pesar de que le correspondía la sucesión según lo establecido por la constitución; el poder legislativo le entregó el Gobierno a quien le presidía y éste a su vez, tras las elecciones, se lo cedió a Jamil Mahuad, el hombre que dolarizaría la economía tras enfrentar la quiebra del 50% del sector financiero y declarar un feriado bancario que hundieron al país en una profunda crisis que llevó a miles de ecuatorianos a abandonar la tierra que les vio nacer y causaron su derrocamiento en el 2000.
Gustavo Novoa debió terminar el período para entregarle el poder al ganador de las elecciones presidenciales de 2002 que resultó ser Lucio Gutiérrez, hombre de perfil autoritario que provocó su derrocamiento, luego de haber tenido la osadía de desintegrar la Corte Suprema de Justicia.
Alfredo Palacio entró de emergente, y con él se acercaba el fin de un período de caos institucional y económico en el Ecuador, pues Rafael Correa malograría las aspiraciones de Álvaro Novoa, el hombre más rico del país, que pretendía por segunda ocasión, alcanzar la Presidencia de la República, cuando en segunda vuelta lo venció con el 56.67 por ciento de los votos frente a un 43.33%.
A partir del 2007, con el presidente de orientación progresista que proclamó la Revolución Ciudadana, Ecuador comenzó a transitar el camino de la estabilidad, en medio de reformas políticas, económicas y sociales que van perfilando el tipo de nación que pretenden construir los hombres y mujeres que acompañan al mandatario en el camino hacia la reorientación de una sociedad que viene demandando de los cambios profundos que se requieren para alcanzar una sociedad más justa e incluyente.
Su vicepresidente no pudo retener el poder por más de dos días a pesar de que le correspondía la sucesión según lo establecido por la constitución; el poder legislativo le entregó el Gobierno a quien le presidía y éste a su vez, tras las elecciones, se lo cedió a Jamil Mahuad, el hombre que dolarizaría la economía tras enfrentar la quiebra del 50% del sector financiero y declarar un feriado bancario que hundieron al país en una profunda crisis que llevó a miles de ecuatorianos a abandonar la tierra que les vio nacer y causaron su derrocamiento en el 2000.
Gustavo Novoa debió terminar el período para entregarle el poder al ganador de las elecciones presidenciales de 2002 que resultó ser Lucio Gutiérrez, hombre de perfil autoritario que provocó su derrocamiento, luego de haber tenido la osadía de desintegrar la Corte Suprema de Justicia.
Alfredo Palacio entró de emergente, y con él se acercaba el fin de un período de caos institucional y económico en el Ecuador, pues Rafael Correa malograría las aspiraciones de Álvaro Novoa, el hombre más rico del país, que pretendía por segunda ocasión, alcanzar la Presidencia de la República, cuando en segunda vuelta lo venció con el 56.67 por ciento de los votos frente a un 43.33%.
A partir del 2007, con el presidente de orientación progresista que proclamó la Revolución Ciudadana, Ecuador comenzó a transitar el camino de la estabilidad, en medio de reformas políticas, económicas y sociales que van perfilando el tipo de nación que pretenden construir los hombres y mujeres que acompañan al mandatario en el camino hacia la reorientación de una sociedad que viene demandando de los cambios profundos que se requieren para alcanzar una sociedad más justa e incluyente.
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