domingo, 28 de junio de 2009

Crónica de un funeral partidario


Por Miguel Ángel Rodríguez
Especial para UMBRAL.-
El 30 de este mes se cumple el centenario del nacimiento de uno de los líderes del pensamiento social y político más profundo que ha dado América Latina en el siglo pasado. El profesor Juan Bosch.
Sin soslayar su condición de maestros, organizar y referente de la ética política. Propicia es la ocasión para analizar los acontecimientos políticos a la luz de su pensamiento.
Seguir Leyendo...
Bosch escribió decenas de libros. Uno de ellos en la tierra del Apóstol José Martí. Se trata de Cuba la Isla Fascinante. Aquí refiere que el desarrollo de una la sociedad es el reflejo su elite dirigencial y viceversa.
Quien escribe le agrega que este juicio es aplicable también a los partidos políticos. Estos son cuerpos vivos formados por las individualidades, las que crean el colectivo que dirigen las organizaciones transmitiéndoles sus potencialidades y a su vez, sus debilidades.
Dentro de estas individualidades en las organizaciones políticas hay personas que por su pensamiento, sus condiciones extraordinarias van más allá de sus iguales. Es donde nace y se hace el líder, quien se conecta con la colectividad social.
Así sucedió en el caso de Juan Bosch en el PRD y, más tarde, con José Francisco Peña Gómez, el Doctor Joaquín Balaguer en el Partido Reformista, Carlos Andrés Pérez con Acción Democrática, en Venezuela, Alan García con el APRA, en Perú, en fin, con grandes figuras de la América hispana.
Pero esta condición se da cuando la colectividad dirigencial tiene el suficiente desarrollo para reconocer cuando está frente a la presencia del líder o cuando se comparte un liderazgo colectivo.
Cuando en el 1961 le dan muerte a Rafael Leónidas Trujillo en el país se forma un gobierno provisional llamado Triunvirato. Bosch y Balaguer supieron distinguir con meridiana claridad que los que estaban frente a la dirección del Estado eran dirigentes de transición, no líderes políticos aquilatados.
Por tanto todas las tácticas políticas iban dirigidas, como ocurrió finalmente, a celebrar elecciones un año más tarde. Fueron los únicos líderes que gravitaron en la sociedad hasta la hora de su muerte.
A la muerte de José Francisco Peña Gómez el PRD logró crear un liderazgo colectivo con sus altas y sus bajas. Y de igual manera el Partido de la Liberación Dominicana, con la diferencia de que logró crear un liderazgo nacional sólido, con una dirección consciente, con un alto nivel de desarrollo y de responsabilidad.
En cambio, en el Partido Reformista Social Cristiano, tras la muerte de su líder histórico no ha podido desarrollar una dirección colectiva que le sirva de transito para crea o producir el liderazgo nacional.


Creo que no han podido metabolizar unas palabras dichas por Balaguer en Cuba a Juan Bosch: “Esperaré debajo de la mata hasta que caída el mango.” Ellos prefieren comprarlo en el supermercado aunque esté putrefacto.
Los dirigentes reformistas, lo he repetido, nacieron, se formaron y se desarrollaron bajo la sombra del poder, no pueden traicionar su naturaleza.
Por eso cobra fuerza la palabra del Alfredo Mota Ruiz, cuando dice: “Yo creo que el Partido Reformistas Social Cristiano está en su etapa final, asistiremos a su funeral el 28 de este mes”. Nadie, ningún demócrata de verdad quiere ver ese funeral, excepto, sus dirigentes que no se dan cuenta que están liquidando a quien fuera un pilar del sistema democrático del país.

No hay comentarios: