Listín Diario 30/04/2010.-
Para mí el voto es un ritual a que están acostumbrados los países con democracias representativas que no va más allá de depositar en una urna una boleta marcada en un candidato determinado para que éste llegue a ocupar un puesto público por un espacio de tiempo preestablecido. Es como botar un papel marcado. Creo que elegir es diferente, que es un proceso consciente de escoger por conveniencia comunitaria a un candidato previamente evaluado por su discurso y práctica política. Viendo las cosas así, el elector tiene que tener agudeza para observar y discernir entre sofistas, demagogos, mentirosos, populistas e individuos con objetivos definidos en proyectos individuales o colectivos dirigidos a beneficiar a las mayorías.
Los electores del Distrito Nacional tendrán el próximo 16 de mayo la oportunidad de votar o elegir al senador que les representará por seis años. Reinaldo Pared y Milagros Ortiz estarán en la boleta. Ninguno de los dos encaja en los adjetivos que enumeré, pero hurgando en la estela dejada por ambos, decantarse por uno de ellos resulta fácil.
Milagros, por ejemplo, fue senadora de un congreso con mayoría perredeísta, y en él, el hombre del maletín tenía su nido; las ONGs fantasmas se engullían una astronómica bolsa de dinero del Presupuesto Nacional, ¡se llegaron a falsificar leyes!, a dar pensiones a compañeros y un largo rosario de chapucerías que no tenían relación alguna con la creación de leyes destinadas a impulsar el desarrollo y la institucionalidad del país y, a pasar de ello, no abrió su boca para marcar la diferencia.
Fue vicepresidenta del gobierno más desastroso que hemos sufrido en toda la historia republicana, en el que se perdieron más de 600 mil empleos, quebraron bancos, empresas de todo tamaño, la inflación alcanzó el 60 por ciento y la economía tuvo crecimiento negativo en medio de una bonanza económica mundial. Al final pidió perdón al pueblo dominicano, pero luego se montó en el carro de la reelección, porque Hipólito, que compró congresistas a granel para ese proyecto, según ella, tenía pantalones.
Reinaldo por su parte liderando el Senado sacó el hombre del maletín, terminó con las ONGs fantasmas y junto a la Cámara de Diputados ha impulsado leyes que fortalecen la institucionalidad democrática del país y como presidente de la Asamblea Nacional dirigió los trabajos para la redacción de la constitución más garantista del continente y todo de la mano de un partido que, desde el gobierno, promueve el crecimiento que genera empleos, confianza en los inversores, estabilidad cambiaria y baja inflación. Yo elegí, me falta votar.
Milagros, por ejemplo, fue senadora de un congreso con mayoría perredeísta, y en él, el hombre del maletín tenía su nido; las ONGs fantasmas se engullían una astronómica bolsa de dinero del Presupuesto Nacional, ¡se llegaron a falsificar leyes!, a dar pensiones a compañeros y un largo rosario de chapucerías que no tenían relación alguna con la creación de leyes destinadas a impulsar el desarrollo y la institucionalidad del país y, a pasar de ello, no abrió su boca para marcar la diferencia.
Fue vicepresidenta del gobierno más desastroso que hemos sufrido en toda la historia republicana, en el que se perdieron más de 600 mil empleos, quebraron bancos, empresas de todo tamaño, la inflación alcanzó el 60 por ciento y la economía tuvo crecimiento negativo en medio de una bonanza económica mundial. Al final pidió perdón al pueblo dominicano, pero luego se montó en el carro de la reelección, porque Hipólito, que compró congresistas a granel para ese proyecto, según ella, tenía pantalones.
Reinaldo por su parte liderando el Senado sacó el hombre del maletín, terminó con las ONGs fantasmas y junto a la Cámara de Diputados ha impulsado leyes que fortalecen la institucionalidad democrática del país y como presidente de la Asamblea Nacional dirigió los trabajos para la redacción de la constitución más garantista del continente y todo de la mano de un partido que, desde el gobierno, promueve el crecimiento que genera empleos, confianza en los inversores, estabilidad cambiaria y baja inflación. Yo elegí, me falta votar.
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