Alexandria, VA. Julio de 2010.
Especial para UMBRAL.
La noche de anoche 6 de julio hemos participado en la ciudad de Washington en un acto con el compañero Franklin Almeyda. La reunión transcurrió en el ambiente de respeto y consideración que debe primar siempre en un acto peledeísta. Escuchábamos con atención al miembro del Comité Político al calor de cuya presencia habíamos celebrado a mediados del último lustro del pasado siglo nuestro primer acto público en el estado de Maryland.
La noche de anoche 6 de julio hemos participado en la ciudad de Washington en un acto con el compañero Franklin Almeyda. La reunión transcurrió en el ambiente de respeto y consideración que debe primar siempre en un acto peledeísta. Escuchábamos con atención al miembro del Comité Político al calor de cuya presencia habíamos celebrado a mediados del último lustro del pasado siglo nuestro primer acto público en el estado de Maryland.
Éramos gobierno y el compañero Franklin Almeyda no era funcionario para la época de referencia. Sin embargo, aquel acto bien podría haber cargado con el mérito de haber sido el último en el cual con el casero método de vender comida recaudábamos dinero para enviar al Partido en Santo Domingo, no sólo como ha debido de ser siempre sino también como habíamos aprendido gracias a Juan Bosch durante los tiempos heroicos de la fundación del Partido. Franklin, memorioso como siempre ha sido, recordaba anoche desde el podio con fruición el preindicado acto de Maryland.
El año pasado habíamos participado en la ciudad de Washington en un acto similar al de anoche con la presencia del compañero José Tomás Pérez. Igual de disciplinada y sobria había sido la conducta de los compañeros que al mismo asistieron. Igual que Franklin anoche, José Tomás se esforzaba por dar respuestas claras y precisas a las inquietudes de los compañeros que de buen grado habían acudido al hotel donde por razones de trabajo se había albergado el compañero miembro del Comité Político y director del IDAC.
Tanto en la reunión que el año pasado encabezara el compañero José Tomás, como en la que anoche encabezara el compañero Franklin, la gloria del equilibrio local y el asesoramiento desde el anonimato absoluto y sin pretensiones hegemónicas de clase alguna, apunta sin remisión hacia el compañero Ramón Ruiz. Idéntico papel jugó Ramón durante la última reunión que hace meses celebráramos con el compañero Jedeón Santos, siempre lúcido Jedeón y pedagógico hasta la linde última. Igual procederá sin duda Ramón cuando visiten la ciudad los precandidatos restantes.
Sólo en el PLD fundado por Juan Bosch y presidido hoy por Leonel Fernández una persona que ostenta la condición de miembro, definida por nuestro fundador y líder histórico como la máxima dentro del Partido, puede negarse con éxito de manera rotunda a fraccionar la organización en tiempos de precampaña para elegir candidato presidencial. Un regalo político de Juan Bosch a su pueblo.
Quería el maestro imperecedero combatir en sus entrañas el sectarismo partidista. Se desataron en su contra los demonios de la lucha fratricida. Hoy lo defienden y justifican hasta sus más encarnizados adversarios de entonces. No sabemos si sólo por jotalapé o porque en verdad están arrepentidos.
Sabemos que vendrán los precandidatos restantes. Como la muerte física del inmortal del espíritu Juan Bosch ocurrió hace sólo nueve años, es desde el punto de vista histórico demasiado pronto para que aparezca por ahí un precandidato tan joven que en el pasado no haya acompañado en persona a Juan Bosch en la ingente tarea de fundar este partido. Desde el punto de vista de la legitimidad peledeísta, merecen a partes iguales todos nuestros precandidatos el respeto ejemplar y el oído solícito de nuestros compañeros de partido.
Si bien es cierto que desde su designación en el alto cargo que ocupa no veo el rostro ni oigo la voz del compañero Jaime David Fernández Mirabal, no lo es menos que en los años que precedieron al hecho que cito ambos dedicamos con entusiasmo partidista y respeto mutuo las horas que juntos compartimos a discutir acerca de lo que le conviene y lo que le perjudica al partido en el cual militamos.
Hace más de un año que en compañía de mi esposa Marta y del compañero Mariano Reyna estuvimos a visitarlo en su oficina de la torre Naco, y como estuviera él de viaje en provincia, en nuestro país se dice en el interior como si quedara en el exterior la capital de la República, no nos quedó otro recurso que dejarle de puño y letra una nota de felicitación por el buen trabajo realizado al frente del ministerio de Ambiente, o de Medio, que con uno cualquiera de los dos sustantivos bastaría para designar con propiedad el conjunto de circunstancias en que vive una persona o grupo social, así como los recursos naturales de los cuales hace uso para vivir. Deseamos que haya recibido el ministro de Ambiente nuestra nota manuscrita.
Hace pocos meses que vi en la internet una entrevista a Jaime David en la cual respondía infundios acerca de la fracasada instalación de una cementera a escasos kilómetros del Parque Nacional Los Haitises, así como acerca de la explotación minera de la Barrick Gold en Cotuí.
En esa misma entrevista escuché al ministro Fernández Mirabal afirmar que él era inembargable debido a que no poseía bienes materiales. Afirmaba Jaime además que de caer preso había de corresponderle prisión en Salcedo, donde ya tenían una cárcel modelo. Si inembargable es él en cualquier parte del mundo, tanto más inapresable en Salcedo. Habría más cárcel en Macondo para el coronel Aureliano Buendía, que jamás la habrá en Salcedo para Jaime David Fernández Mirabal.
Hará cosa de cinco años que en el curso de una entrevista nos referíamos nosotros al extraordinario poder de síntesis de la Biblia, un libro revisado por dos mil escritores buenos en el curso de dos mil años: “Mozo fui y anciano soy: y en el camino nunca vi justo abandonado. Ni a su simiente que pan mendigara”, podemos leer en el versículo 25 de Salmos 37.
La biografía de un observador imparcial recogida en el curso de brevísimas y bien trabadas oraciones. Plumas hay que para decir menos de ahí nos hacen apurar un texto de 300 o más páginas. Recúrrase pues a la paráfrasis bíblica aplicada al Partido de la Liberación Dominicana: Fundador fui y viejo militante soy, y en el camino nunca vi estratega político alguno que las enseñanzas de Juan Bosch de mala manera contrariara, ni a hijo de aquél que a éste con su proceder no honrara. Honramos a Juan Bosch cuando nos desvelamos por la unidad del partido que a la posteridad legara él durante el último cuarto de siglo de su ilustre vida.
El curso de la historia nos impuso cambios partidistas que el Maestro habría refrendado con todas las salvedades y matices que caracterizaban su esclarecida prédica. Pero sin duda nunca habría Juan Bosch visto motivo alguno para dividir en tendencias o grupos el Partido de la Liberación Dominicana. Las precampañas personalistas llevan de manera inevitable en su seno el virus del irrespeto y la división. Si hemos de abrir --ahora se dice aperturar, supongo que derivado de manera fea e innecesaria del sustantivo apertura—una precampaña igualitaria y justa, se hace imprescindible una comisión electoral que establezca reglas claras y fechas precisas de apertura de campaña interna para darnos un candidato legítimo.
Hará cosa de un año que hasta nosotros llegó un compañero con los números frescos en la memoria de una encuesta recién publicada. Según dicha encuesta tanto el presidente Leonel Fernández Reyna como el ministro de Ambiente Jaime David Fernández Mirabal aparecían con porcentajes de un solo dígito bajito.
El pueblo no percibía hace un año, ni percibe hoy, a ninguno de los dos como precandidato presidencial. El portador de la noticia acotó: “Nunca había sacado Jaime en encuesta alguna un porcentaje tan bajito”.
En aquella ocasión le comentamos al compañero que a nuestro lado estaba, y lo repetimos en abril de este año delante de ese mismo compañero y de la compañera Minou Tavárez Mirabal, que los que en dicha encuesta votaron por Jaime constituían el mayor obstáculo partidista para que a candidato vencedor llegara Jaime, pues eran ellos los jaimistas recalcitrantes que por razones de simpatías personales lo querían ver como jefe de grupo o facción dentro del PLD, una tendencia harto repetida en los demás partidos políticos dominicanos, y la cual contraviene en sus esencias más finas la prédica y las enseñanzas del compañero Juan Bosch. Anoche mismo citaba el compañero Franklin al compañero Euclides Guitiérrez Feliz para recordar que en RD no caben dos perredés.
Por fortuna patria, y gracias al liderazgo efectivo y maestría política del presidente Fernández, nuestro partido cuenta con la posibilidad real de evadir la funesta trampa. Hemos sobrepasado el riesgo varias veces advertido por Euclides. Hoy las cosas lucen al revés: sería el PRD quien tendría que peledeizarse si desea regresar más adelante al Poder.
El año pasado habíamos participado en la ciudad de Washington en un acto similar al de anoche con la presencia del compañero José Tomás Pérez. Igual de disciplinada y sobria había sido la conducta de los compañeros que al mismo asistieron. Igual que Franklin anoche, José Tomás se esforzaba por dar respuestas claras y precisas a las inquietudes de los compañeros que de buen grado habían acudido al hotel donde por razones de trabajo se había albergado el compañero miembro del Comité Político y director del IDAC.
Tanto en la reunión que el año pasado encabezara el compañero José Tomás, como en la que anoche encabezara el compañero Franklin, la gloria del equilibrio local y el asesoramiento desde el anonimato absoluto y sin pretensiones hegemónicas de clase alguna, apunta sin remisión hacia el compañero Ramón Ruiz. Idéntico papel jugó Ramón durante la última reunión que hace meses celebráramos con el compañero Jedeón Santos, siempre lúcido Jedeón y pedagógico hasta la linde última. Igual procederá sin duda Ramón cuando visiten la ciudad los precandidatos restantes.
Sólo en el PLD fundado por Juan Bosch y presidido hoy por Leonel Fernández una persona que ostenta la condición de miembro, definida por nuestro fundador y líder histórico como la máxima dentro del Partido, puede negarse con éxito de manera rotunda a fraccionar la organización en tiempos de precampaña para elegir candidato presidencial. Un regalo político de Juan Bosch a su pueblo.
Quería el maestro imperecedero combatir en sus entrañas el sectarismo partidista. Se desataron en su contra los demonios de la lucha fratricida. Hoy lo defienden y justifican hasta sus más encarnizados adversarios de entonces. No sabemos si sólo por jotalapé o porque en verdad están arrepentidos.
Sabemos que vendrán los precandidatos restantes. Como la muerte física del inmortal del espíritu Juan Bosch ocurrió hace sólo nueve años, es desde el punto de vista histórico demasiado pronto para que aparezca por ahí un precandidato tan joven que en el pasado no haya acompañado en persona a Juan Bosch en la ingente tarea de fundar este partido. Desde el punto de vista de la legitimidad peledeísta, merecen a partes iguales todos nuestros precandidatos el respeto ejemplar y el oído solícito de nuestros compañeros de partido.
Si bien es cierto que desde su designación en el alto cargo que ocupa no veo el rostro ni oigo la voz del compañero Jaime David Fernández Mirabal, no lo es menos que en los años que precedieron al hecho que cito ambos dedicamos con entusiasmo partidista y respeto mutuo las horas que juntos compartimos a discutir acerca de lo que le conviene y lo que le perjudica al partido en el cual militamos.
Hace más de un año que en compañía de mi esposa Marta y del compañero Mariano Reyna estuvimos a visitarlo en su oficina de la torre Naco, y como estuviera él de viaje en provincia, en nuestro país se dice en el interior como si quedara en el exterior la capital de la República, no nos quedó otro recurso que dejarle de puño y letra una nota de felicitación por el buen trabajo realizado al frente del ministerio de Ambiente, o de Medio, que con uno cualquiera de los dos sustantivos bastaría para designar con propiedad el conjunto de circunstancias en que vive una persona o grupo social, así como los recursos naturales de los cuales hace uso para vivir. Deseamos que haya recibido el ministro de Ambiente nuestra nota manuscrita.
Hace pocos meses que vi en la internet una entrevista a Jaime David en la cual respondía infundios acerca de la fracasada instalación de una cementera a escasos kilómetros del Parque Nacional Los Haitises, así como acerca de la explotación minera de la Barrick Gold en Cotuí.
En esa misma entrevista escuché al ministro Fernández Mirabal afirmar que él era inembargable debido a que no poseía bienes materiales. Afirmaba Jaime además que de caer preso había de corresponderle prisión en Salcedo, donde ya tenían una cárcel modelo. Si inembargable es él en cualquier parte del mundo, tanto más inapresable en Salcedo. Habría más cárcel en Macondo para el coronel Aureliano Buendía, que jamás la habrá en Salcedo para Jaime David Fernández Mirabal.
Hará cosa de cinco años que en el curso de una entrevista nos referíamos nosotros al extraordinario poder de síntesis de la Biblia, un libro revisado por dos mil escritores buenos en el curso de dos mil años: “Mozo fui y anciano soy: y en el camino nunca vi justo abandonado. Ni a su simiente que pan mendigara”, podemos leer en el versículo 25 de Salmos 37.
La biografía de un observador imparcial recogida en el curso de brevísimas y bien trabadas oraciones. Plumas hay que para decir menos de ahí nos hacen apurar un texto de 300 o más páginas. Recúrrase pues a la paráfrasis bíblica aplicada al Partido de la Liberación Dominicana: Fundador fui y viejo militante soy, y en el camino nunca vi estratega político alguno que las enseñanzas de Juan Bosch de mala manera contrariara, ni a hijo de aquél que a éste con su proceder no honrara. Honramos a Juan Bosch cuando nos desvelamos por la unidad del partido que a la posteridad legara él durante el último cuarto de siglo de su ilustre vida.
El curso de la historia nos impuso cambios partidistas que el Maestro habría refrendado con todas las salvedades y matices que caracterizaban su esclarecida prédica. Pero sin duda nunca habría Juan Bosch visto motivo alguno para dividir en tendencias o grupos el Partido de la Liberación Dominicana. Las precampañas personalistas llevan de manera inevitable en su seno el virus del irrespeto y la división. Si hemos de abrir --ahora se dice aperturar, supongo que derivado de manera fea e innecesaria del sustantivo apertura—una precampaña igualitaria y justa, se hace imprescindible una comisión electoral que establezca reglas claras y fechas precisas de apertura de campaña interna para darnos un candidato legítimo.
Hará cosa de un año que hasta nosotros llegó un compañero con los números frescos en la memoria de una encuesta recién publicada. Según dicha encuesta tanto el presidente Leonel Fernández Reyna como el ministro de Ambiente Jaime David Fernández Mirabal aparecían con porcentajes de un solo dígito bajito.
El pueblo no percibía hace un año, ni percibe hoy, a ninguno de los dos como precandidato presidencial. El portador de la noticia acotó: “Nunca había sacado Jaime en encuesta alguna un porcentaje tan bajito”.
En aquella ocasión le comentamos al compañero que a nuestro lado estaba, y lo repetimos en abril de este año delante de ese mismo compañero y de la compañera Minou Tavárez Mirabal, que los que en dicha encuesta votaron por Jaime constituían el mayor obstáculo partidista para que a candidato vencedor llegara Jaime, pues eran ellos los jaimistas recalcitrantes que por razones de simpatías personales lo querían ver como jefe de grupo o facción dentro del PLD, una tendencia harto repetida en los demás partidos políticos dominicanos, y la cual contraviene en sus esencias más finas la prédica y las enseñanzas del compañero Juan Bosch. Anoche mismo citaba el compañero Franklin al compañero Euclides Guitiérrez Feliz para recordar que en RD no caben dos perredés.
Por fortuna patria, y gracias al liderazgo efectivo y maestría política del presidente Fernández, nuestro partido cuenta con la posibilidad real de evadir la funesta trampa. Hemos sobrepasado el riesgo varias veces advertido por Euclides. Hoy las cosas lucen al revés: sería el PRD quien tendría que peledeizarse si desea regresar más adelante al Poder.
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