Perspectiva Ciudadana 10/06/2010.-
Cuando el 15 de septiembre del año 2008, en horas de la mañana, Lehman Brothers anunciaba la quiebra de sus operaciones, el efecto de aquel anuncio fue parecido al de un torpedo atómico. La cadena de quiebras derivadas hizo desaparecer, solo en EE.UU., a más de 105 pequeños bancos y a una imprecisa cantidad de negocios medianos y pequeños.
Cada hora alguien se sumaba a la creciente muchedumbre de desempleados que el vendabal financiero arrastraba consigo hacia el pozo de la pobreza. Colas interminables de ciudadanos acudían en pos de su seguro por desempleo, en tanto otros clamaban por la pérdida de los seguros de salud. El malestar social en EE.UU, Europa y el resto del planeta campeaba por sus fueros.
Y mientras la gente perdía la estabilidad de sus vidas y familias, los gobiernos acudían en apoyo a los bancos con sumas millonarias de los fondos públicos, que permitió el salvataje de la hoy ya aliviada banca internacional. Los estados fueron más que generosos al acudir en auxilio de aquellos, que con mañoserías, metieron al mundo en el atolladero de la crisis internacional presente.
Uno de los efectos de esa generosidad estatal ha sido el déficit público de los gobiernos, que tratando de evitar la recesión económica asumieron la recomendación de los organismos multilaterales de financiamiento y de los foros de análisis económico que recomendaron acudir a las llamadas políticas anticíclicas. Mediante ellas los gobiernos aumentaron la inversión pública, así fuera a costa de endeudarse, con la finalidad de estimular la economía, mejorar la demanda de bienes y servicios, así como detener las pérdidas de empleos.
Paradojas de la vida, ahora el mundo financiero salvado con el dinero público ataca a los estados con medidas especulativas. Acusan a la clase política de promover con gastos excesivos los déficits públicos de los estados, obligándoles a reformas que preserven la desregulación financiera, pero que sí reduzcan las conquistas sociales de los trabajadores.
Promueven la reducción de las jubilaciones y los salarios, alargando la edad de jubilación, abaratando el despido, subiendo impuestos como el IVA (ITBIS) y rematando con el control del endeudamiento que los estados han usado para el estímulo de la economía que ellos dañaron.
Bajo el argumento del déficit y el endeudamiento públicos la saga financiera ha retomado el control de las economías y puesto en jaque a los propios gobiernos que le dieron vida.
Los gobiernos criaron cuervos y hoy son sus víctimas.
Y mientras la gente perdía la estabilidad de sus vidas y familias, los gobiernos acudían en apoyo a los bancos con sumas millonarias de los fondos públicos, que permitió el salvataje de la hoy ya aliviada banca internacional. Los estados fueron más que generosos al acudir en auxilio de aquellos, que con mañoserías, metieron al mundo en el atolladero de la crisis internacional presente.
Uno de los efectos de esa generosidad estatal ha sido el déficit público de los gobiernos, que tratando de evitar la recesión económica asumieron la recomendación de los organismos multilaterales de financiamiento y de los foros de análisis económico que recomendaron acudir a las llamadas políticas anticíclicas. Mediante ellas los gobiernos aumentaron la inversión pública, así fuera a costa de endeudarse, con la finalidad de estimular la economía, mejorar la demanda de bienes y servicios, así como detener las pérdidas de empleos.
Paradojas de la vida, ahora el mundo financiero salvado con el dinero público ataca a los estados con medidas especulativas. Acusan a la clase política de promover con gastos excesivos los déficits públicos de los estados, obligándoles a reformas que preserven la desregulación financiera, pero que sí reduzcan las conquistas sociales de los trabajadores.
Promueven la reducción de las jubilaciones y los salarios, alargando la edad de jubilación, abaratando el despido, subiendo impuestos como el IVA (ITBIS) y rematando con el control del endeudamiento que los estados han usado para el estímulo de la economía que ellos dañaron.
Bajo el argumento del déficit y el endeudamiento públicos la saga financiera ha retomado el control de las economías y puesto en jaque a los propios gobiernos que le dieron vida.
Los gobiernos criaron cuervos y hoy son sus víctimas.
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