Especial para UMBRAL
10/06/ 2010.-
El señor Alejandro Santos, jefe de la misión del FMI que visitó la República Dominicana entre el 18 y el 28 de mayo pasado, dijo en Washington DC que los primeros resultados del programa económico de las autoridades han sido realmente impresionantes. Confirmó que existe una clara expansión económica reflejada en un crecimiento del 7.5 por ciento del PIB durante el primer trimestre del 2010, sobre la base de una expansión a tasa saludable de las exportaciones e importaciones, las recaudaciones de impuestos y el crédito privado; y que si no fuera por la inestabilidad de los precios de los combustibles, la inflación estaría por debajo de los dígitos estimados por el Banco Central de 6 y 7 por ciento. Además, el FMI espera que el crecimiento real del PIB para el resto del 2010 sea entre un 5 y 5.5 por ciento. Eso significa que la República Dominicana superará durante el 2010 la estimación que pronosticara la CEPAL, de un crecimiento económico regional, entre un 4,1 y 4,5 por ciento. Quiere decir también que ha sido una agradable constante el hecho de que nuestra economía haya crecido de manera sostenida durante los 10 años que lleva el Partido de la Liberación Dominicana dirigiendo los destinos del país; y explica también los constantes elogios y reconocimientos que el presidente Leonel Fernández recibe en las más prestigiosas academias de análisis e investigación política y económica internacionales.
El señor Alejandro Santos, jefe de la misión del FMI que visitó la República Dominicana entre el 18 y el 28 de mayo pasado, dijo en Washington DC que los primeros resultados del programa económico de las autoridades han sido realmente impresionantes. Confirmó que existe una clara expansión económica reflejada en un crecimiento del 7.5 por ciento del PIB durante el primer trimestre del 2010, sobre la base de una expansión a tasa saludable de las exportaciones e importaciones, las recaudaciones de impuestos y el crédito privado; y que si no fuera por la inestabilidad de los precios de los combustibles, la inflación estaría por debajo de los dígitos estimados por el Banco Central de 6 y 7 por ciento. Además, el FMI espera que el crecimiento real del PIB para el resto del 2010 sea entre un 5 y 5.5 por ciento. Eso significa que la República Dominicana superará durante el 2010 la estimación que pronosticara la CEPAL, de un crecimiento económico regional, entre un 4,1 y 4,5 por ciento. Quiere decir también que ha sido una agradable constante el hecho de que nuestra economía haya crecido de manera sostenida durante los 10 años que lleva el Partido de la Liberación Dominicana dirigiendo los destinos del país; y explica también los constantes elogios y reconocimientos que el presidente Leonel Fernández recibe en las más prestigiosas academias de análisis e investigación política y económica internacionales.
Lo bueno es que esas cifras reflejan la razón fundamental del apoyo que ha venido teniendo el PLD en todos los procesos electorales posteriores al 16 de mayo del 2002. En el exterior, un gobierno de Leonel Fernández es visto como sinónimo de crecimiento económico con baja inflación. En el país, la gente percibe, recibe y aprecia los frutos de ese comportamiento estable de nuestra economía. Es obvio que la población percibe que se ha duplicado su ingreso per cápita en los últimos 6 años. Las políticas sociales no han sido el resultado de proyectos coyunturales sino de ejecuciones que han sido planificadas en el marco serio y solidario de programas sociales de desarrollo integral.
Ante un panorama tan favorable y a escasos dos años de la contienda electoral del 2012, es entendible e inevitable que se hable de reelección. Se acepta inclusive que una vez asuman sus funciones las nuevas autoridades municipales y congresuales elegidas en el pasado torneo electoral, el tema de la reelección salga al debate cotidiano. Sin embargo, lo ha hecho, al parecer, antes de tiempo. Para el PLD, la escuela política creada por Juan Bosch, se entiende que el tema haya sido traído por las mangas cortas del PRD. Una maniobra que busca, como todos sabemos, desviar la atención de las verdaderas causas de la derrota de ese partido, encontradas en dos puntos fundamentales: primero en las correctas y bien valoradas ejecutorias económicas y sociales del gobierno peledeista y progresista, y luego en las crudas contradicciones y frecuentes peleas entre los pepehachistas y varguistas.
Lo que debemos evitar los peledeistas y demás defensores del gobierno de Leonel Fernández es
dejarnos arrastrar por el único adversario político a una estéril discusión sobre la reelección
presidencial, porque marcada por ellos nos llevaría a una posible división. Es una crisis posible que tenemos que advertir e impedir a toda costa. Al día de hoy varios ciudadanos que se consideran con capacidad, mérito y derecho para aspirar a la presidencia de la República han anunciado su intención de proponerse a tales fines. Ante esa realidad, el deber de todos los peledeistas es: primero seguir trabajando por el bienestar de todos los dominicanos, segundo continuar observando la realidad política para actuar en observancia de los principios y valores ineludibles enseñados por el maestro, y tercero, defender y apoyar incansablemente todas las iniciativas del presidente Fernández como líder de nuestro proyecto de nación, y con ello respetar las legítimas aspiraciones de los dirigentes que han demostrado lealtad, confianza y solidaridad permanente.
Los resultados electorales del pasado 16 de mayo indican que el pueblo dominicano incrementó el mandato otorgado al PLD para que sea el partido que asuma las responsabilidades en los asuntos de interés nacional, y ese mandato no puede ser delegado en un adversario político. Por tanto, es necesario que retomemos el camino del trabajo. En las acciones que ejecuta el gobierno debe quedar el sello de los principios y valores defendidos desde nuestros orígenes, deben apartarse los vicios que hayamos podido incubar en el trayecto recorrido hasta hoy, debemos esforzarnos por el interés colectivo y poner a un lado el interés personal, debemos ver a nuestros compañeros como aliados y no como adversarios, tenemos que evitar los enfrentamientos estériles entre nosotros y con los miembros de otras organizaciones políticas, tenemos que ser solidarios, buscar en todos los rincones del país y el extranjero a aquellos compañeros que desde el principio lo dieron todo a favor de la causa defendida por Don Juan y que nos ha llevado con el carisma de Leonel a tres períodos de gobierno. No debe quedarse rezagado u olvidado ningún compañero que se haya fajado desde la fundación del partido en 1973. Los hay en no pocos lugares que una vez ido el maestro abandonaron el trabajo político y la lucha partidaria. A ellos tenemos que rescatar no para tareas coyunturales sino para darles responsabilidades en esta causa que sigue siendo posible si reconocemos que podemos alcanzarla con el compromiso social y la acción solidaria.
La reelección es un tema que debemos discutir con todo el mundo. No debemos temer a defenderla o a rechazarla per se. Lo que tenemos que cuidar es el hecho de hablar de ella cuando le convenga al país y a nosotros. Hablar con altura, con respeto, con argumentos jurídicos, políticos y morales, sin necesidad de imponer nada a nadie. Hemos ayudado a construir una democracia más participativa, más social y más humana. Y esa democracia dominicana que ha sido fortalecida sobre la base de nuestro sacrificio, debe pasar de una forma de gobierno a constituir una forma de vida. Eso es lo que le falta, que los valores democráticos se practiquen en la vida personal, familiar y social de los dominicanos. Ese es el reto del país en los más de dos años de gobierno que le quedan a Leonel Fernández y también del gobierno que se inicie el 16 de agosto de 2012; sea que la mayoría de los dominicanos decida renovarle el apoyo al presidente, o lo que también le agradaría a él, que decida a favor de otro compañero de los que legítimamente aspiran y a favor del cual tendremos que trabajar sin descanso. Ante todo, deben estar presentes entre nosotros los aspectos que garantizan la reelección del partido: el buen gobierno y la UNIDAD.
Ante un panorama tan favorable y a escasos dos años de la contienda electoral del 2012, es entendible e inevitable que se hable de reelección. Se acepta inclusive que una vez asuman sus funciones las nuevas autoridades municipales y congresuales elegidas en el pasado torneo electoral, el tema de la reelección salga al debate cotidiano. Sin embargo, lo ha hecho, al parecer, antes de tiempo. Para el PLD, la escuela política creada por Juan Bosch, se entiende que el tema haya sido traído por las mangas cortas del PRD. Una maniobra que busca, como todos sabemos, desviar la atención de las verdaderas causas de la derrota de ese partido, encontradas en dos puntos fundamentales: primero en las correctas y bien valoradas ejecutorias económicas y sociales del gobierno peledeista y progresista, y luego en las crudas contradicciones y frecuentes peleas entre los pepehachistas y varguistas.
Lo que debemos evitar los peledeistas y demás defensores del gobierno de Leonel Fernández es
dejarnos arrastrar por el único adversario político a una estéril discusión sobre la reelección
presidencial, porque marcada por ellos nos llevaría a una posible división. Es una crisis posible que tenemos que advertir e impedir a toda costa. Al día de hoy varios ciudadanos que se consideran con capacidad, mérito y derecho para aspirar a la presidencia de la República han anunciado su intención de proponerse a tales fines. Ante esa realidad, el deber de todos los peledeistas es: primero seguir trabajando por el bienestar de todos los dominicanos, segundo continuar observando la realidad política para actuar en observancia de los principios y valores ineludibles enseñados por el maestro, y tercero, defender y apoyar incansablemente todas las iniciativas del presidente Fernández como líder de nuestro proyecto de nación, y con ello respetar las legítimas aspiraciones de los dirigentes que han demostrado lealtad, confianza y solidaridad permanente.
Los resultados electorales del pasado 16 de mayo indican que el pueblo dominicano incrementó el mandato otorgado al PLD para que sea el partido que asuma las responsabilidades en los asuntos de interés nacional, y ese mandato no puede ser delegado en un adversario político. Por tanto, es necesario que retomemos el camino del trabajo. En las acciones que ejecuta el gobierno debe quedar el sello de los principios y valores defendidos desde nuestros orígenes, deben apartarse los vicios que hayamos podido incubar en el trayecto recorrido hasta hoy, debemos esforzarnos por el interés colectivo y poner a un lado el interés personal, debemos ver a nuestros compañeros como aliados y no como adversarios, tenemos que evitar los enfrentamientos estériles entre nosotros y con los miembros de otras organizaciones políticas, tenemos que ser solidarios, buscar en todos los rincones del país y el extranjero a aquellos compañeros que desde el principio lo dieron todo a favor de la causa defendida por Don Juan y que nos ha llevado con el carisma de Leonel a tres períodos de gobierno. No debe quedarse rezagado u olvidado ningún compañero que se haya fajado desde la fundación del partido en 1973. Los hay en no pocos lugares que una vez ido el maestro abandonaron el trabajo político y la lucha partidaria. A ellos tenemos que rescatar no para tareas coyunturales sino para darles responsabilidades en esta causa que sigue siendo posible si reconocemos que podemos alcanzarla con el compromiso social y la acción solidaria.
La reelección es un tema que debemos discutir con todo el mundo. No debemos temer a defenderla o a rechazarla per se. Lo que tenemos que cuidar es el hecho de hablar de ella cuando le convenga al país y a nosotros. Hablar con altura, con respeto, con argumentos jurídicos, políticos y morales, sin necesidad de imponer nada a nadie. Hemos ayudado a construir una democracia más participativa, más social y más humana. Y esa democracia dominicana que ha sido fortalecida sobre la base de nuestro sacrificio, debe pasar de una forma de gobierno a constituir una forma de vida. Eso es lo que le falta, que los valores democráticos se practiquen en la vida personal, familiar y social de los dominicanos. Ese es el reto del país en los más de dos años de gobierno que le quedan a Leonel Fernández y también del gobierno que se inicie el 16 de agosto de 2012; sea que la mayoría de los dominicanos decida renovarle el apoyo al presidente, o lo que también le agradaría a él, que decida a favor de otro compañero de los que legítimamente aspiran y a favor del cual tendremos que trabajar sin descanso. Ante todo, deben estar presentes entre nosotros los aspectos que garantizan la reelección del partido: el buen gobierno y la UNIDAD.
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