miércoles, 6 de mayo de 2009

¿Es prudente un aumento salarial?


por Manolo Pichardo
Listín Diario 06/05/2009
Ser militante de una organización política o tener aspiraciones a cargos electivos, aun sea de manera independiente, te hace adoptar un discurso con estribillos que a los electores les guste tararear sin que estés convencido de sus letras y calidad musical.
Hacerse el gracioso es la norma, aunque las morisquetas politiqueras que excitan y conducen a la bullanguería se conviertan luego en rasgaduras de vestidos porque todos los inscritos en la escuelita del padre del pensamiento político moderno, deben exhibir el talante fresco, reluciente y complaciente que entretenga a las masas hasta que se cuente el último voto, y así se habría logrado el fin sin importar la prostitución de los medios.
Por ello, cuando estamos en la oposición, todas las protestas son justas; pero si somos gobierno advertimos que son injustas y organizadas por la oposición.
Ahora, en medio de una cadena de crisis sucesivas: alimentaria, energética y financiera que ha tocado la economía real reduciendo las exportaciones, importaciones, remesas, flujo de turistas; en fin, que ha desacelerado la actividad económica, escucho a sectores hablar de aumento general de salarios. No dudo que la petición, o reclamo, tome fuerza a medida que nos acerquemos a las elecciones de medio tiempo.
Lo que habría que saber es de dónde los empresarios, con sus negocios en el suelo, o el Gobierno con sus recaudaciones menguadas, sacarán el dinero para aumentar los salarios sin que se provoquen despidos masivos.
En otros países empresarios, representantes de los asalariados y gobiernos han llegado a acuerdos para reducir beneficios económicos de los trabajadores a los fines de preservar el empleo.
Estos arreglos ya dieron sus frutos durante la crisis coreana de 1997 y en Alemania cuando sus fábricas huían de los altos salarios y las bajas jornadas laborales para instalarse en China.

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