viernes, 31 de julio de 2009

¿Ñapa o yapa?

Por Manolo Pichardo
Listín Diario 31/07/2009.- El sábado, visto como el último día de la semana, era aprovechado por los niños mandaderos o muchachas del servicio que durante toda la semana se amontonaban en las pulperías, ventorrillos o colmados, con el fin de abastecerse de pan, verduras y demás insumos para la alimentación diaria, la limpieza de la casa e incluso la cerveza y el ron, presentes y prestos para acompañar en la alegría, la tristeza, la tragedia y la bancarrota, era esperado para pedir, y a veces exigir, la ñapa. Se hizo costumbre dar la ñapa el sábado, una especie de propina o premio por mantenerte como cliente y que nunca era en metálico, sino de las provisiones de menor valor existentes en el negocio. Los caramelos de menta eran los preferidos; yo me inclinaba siempre por un tomate Barceló que era mucho pedir, pero mi capacidad negociadora se imponía ante el asombro de mis amigos que debían conformarse con lo clásico.
Seguir Leyendo...
Los dependientes en muchos casos no esperaban la solicitud y los adolescentes, queriendo pasarse de listos reclamaban más de una vez exclamando con cierta autoridad: ¡“hoy es sábado”! Esta palabra de importancia sabática en el país y reservada para designar en las familias numerosas al que le tocó pegar el grito de parto en la cola, es un americanismo que enriquece el castellano y que probablemente sea un producto corrompido de la voz yapa que volaba por los cielos de nuestro continente antes que los europeos comenzaran a tragar y vomitar, a matar y enterrar, o quizás a enriquecer, las raíces de nuestras culturas.
Era parte del cuerpo léxico quechua y andaba de boca en boca, de oído en oído y de lengua en lengua por Los Andes envolviendo en ella el mismo concepto que embutimos en ñapa. Ya la yapa o ñapa salió de los colmados y sus iguales porque el país cambió, ahora son los grandes supermercados los que para mantener la fidelidad clientelar recurren a impersonales recurso que van sacando de competencia a los pequeños negocios en los barrios y con ello sepultan también aquella cultura sabática y citadina de la muchachada y “el servicio”.

No hay comentarios: