sábado, 30 de agosto de 2008

Clinton en su apuesta a Obama




Por Manolo Pichardo

La convención demócrata dio la oportunidad a Bill Clinton de lucirse como el líder de esa parcela política. El sólo anuncio de su llegada provocó paroxismo. Una ovación prolongada más de lo prudente le impedía iniciar el discurso en que despejaría las dudas del apoyo de su familia a Barack Obama. Su discurso duro y sutil se internó en los temas de salud, empleo, medioambiente, seguridad nacional, política internacional, en fin, todo lo que podía interesar a los votantes estadounidenses.
Por ellos caminó con maestría y fluidez para señalar los serios problemas que padecen sus compatriotas con un sistema de salud tan deficiente, que 50 millones de ellos están fuera de su cobertura; para indicar cómo la crisis alimentaria, financiera y energética ha venido a agravar la situación de desempleo provocada por las torpes políticas económicas del presidente Bush; para mostrar su disgusto por el abandono del multilateralismo, por el aislamiento que sufren como consecuencia de esta acción arrogante, por obstruir los acuerdos en que se definen políticas para detener el deterioro climático del planeta.
Vinculó al candidato republicano con todo lo denunciado, por ser desde el Congreso, uno de los principales soportes de Bush para hacer posible la implementación de estas desastrosas e imprudentes políticas.
El día antes a su discurso habló Hillary, quien se enfrentó por la nominación demócrata con Obama en una campaña larga y competida que, por serlo, creó fisuras en el partido. Ella intentó sumar sus fuerzas al proclamado candidato, pero sus disgustados seguidores continuaban lastimados según revelaban las encuestas. Me arriesgo a decir que la intervención del ex presidente Clinton hará que el panorama electoral, indefinido aun por el crecimiento de McCain, se volverá favorable a los demócratas que han puesto empeño, por demás, en mostrar a sus principales figuras respaldando a Obama.
Llagar a la Casa Blanca, sin embargo, no le será fácil, pues las fuerzas más conservadoras refugiadas en el partido republicano, harán hasta lo impronunciable para impedir el cambio que predica Obama en el que promete recuperar el vigor de su país y una comunidad internacional envuelta en la diplomacia y no en el horror de la guerra y la inseguridad.
Publicado en el periódico Listín Diario el 30 de agosto de 2008

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