sábado, 15 de agosto de 2009

Debilidades en la hegemonía cultural católica

Por Tahira Vargas
Hoy 15/08/2009.- La religión católica tiene una fuerte presencia en el 64% de la población dominicana (ONE, 2002). Esta adherencia a la iglesia católica es ambigua, no marca totalmente el accionar cotidiano de la mayoría de nuestra población.
La encuesta Gallup 2009 presenta que el 80% de la población acepta que la mujer puede abortar cuando está en riesgo su vida, una altísima aceptación del aborto terapéutico y del paso de la regulación de la práctica al código penal o sanitario (73%) contra un 14% que considera que debe aparecer en la Constitución.
Seguir Leyendo...
Estas afirmaciones se contradicen totalmente a las de la jerarquía de la iglesia católica que se ha mantenido firme en impulsar que el Congreso apruebe el artículo 30 que implicaría la prohibición del aborto terapéutico.
Otras contradicciones con la iglesia católica en la vida cotidiana son:
a) Creencias y prácticas del vodú dominicano en convivencia e integración con las actividades católicas.
Muchas personas que asisten a misa y son líderes de comunidades parroquiales tienen sus altares, realizan celebraciones de santos-misterios y asisten a curanderos.
Estas prácticas pertenecen al vodú dominicano que es fruto de este sincretismo afro-religioso y se mantienen a pesar de cientos de años de persecución.
b) Preponderancia de las uniones consensuales sobre los matrimonios religiosos. ENDESA 2007 muestra el predominio de las uniones consensuales en el 41.9% de la población contra un 14.8% de matrimonios (legales y religiosos). Los matrimonios católicos han sido y son minoría en la población dominicana y no han valido las sanciones y presiones de la iglesia en este sentido.
c) Establecimiento de la necesidad de un estado laico. A pesar de que se establece que la religión oficial en nuestro país es la católica, la mayoría de la población en la encuesta Gallup considera (53.4%) que el Estado dominicano no debe tener religión oficial contra un 31.6% que opina lo contrario. Expresión de un sentimiento mayor hacia un Estado laico que a un Estado donde predominen las directrices de la iglesia católica (como ocurre actualmente).
Todo este panorama nos muestra que la iglesia católica no tiene una hegemonía fuerte en las decisiones ni en la vida cotidiana de nuestra población que es mayormente católica en términos “nominales”.
La lectura de estas ambigüedades y dualidades debe servir como plataforma para la toma de decisiones de nuestros legisladores y funcionarios en el momento de impulsar políticas públicas y leyes en las áreas de salud sexual y reproductiva y de género.
Seguir subordinados a las directrices de la jerarquía católica los aleja de la realidad social, del imaginario de las mayorías y por supuesto de sus votos.

No hay comentarios: