sábado, 26 de junio de 2010

Abandonados a su suerte

Roberto Rodríguez-Marchena
Perspectiva Ciudadana 25/06/2010.-
En los Estados Unidos acaba de ocurrir otra tragedia social. Hace unas horas, los republicanos en el Senado lograron obstruir una iniciativa demócrata que extendía las ayudas a los desempleados, a los gobiernos estatales y municipales (muchos en quiebra) y contribuciones al seguro de salud para millones de personas pobres (Medicaid). A los demócratas les faltaron 3 votos.
La decisión significa que dentro de una semana, el 1º de julio, 1.2 millones de estadounidenses desempleados perderán la pequeña ayuda que les otorga el gobierno federal y que utilizan para adquirir alimentos y otros bienes y servicios. En los EEUU hay 15 millones de personas desempleadas, 45 millones de personas sin seguro médico y 100 millones están subaseguradas.
Los republicanos alegaron que el proyecto de ley aumentaría el creciente déficit del gobierno federal, establecía impuestos ‘destructores de empleo” y desestimularía a los desempleados a buscar activamente empleo.
Una decisión política que daña gravemente a seres humanos en necesidad y debilita los esfuerzos por reactivar la demanda de bienes y servicios.
El rescate a los banqueros en dificultad luego de su irresponsable práctica de convertir el mercado financiero en un casino, costó 700 mil millones de dólares a los contribuyentes estadounidenses.
Según el Informe Anual sobre la Riqueza en el Mundo elaborado por Merrill Lynch y Capgemini, en medio de la peor crisis económica que se recuerde en los EEUU luego de la Gran Depresión de los años 30, los 2 millones 866 mil millonarios de ese país vieron crecer su fortuna en 16.5 por ciento el año pasado.
Las guerras de Irak y Afganistán –de acuerdo a Joseph Stiglitz- costarán 3 billones (trillones EEUU) de dólares, es decir, 3 millones de millones de dólares, un muy buen negocio para el complejo militar industrial, que serán aportados por los mismos contribuyentes estadounidenses.
Para los muy ricos hubo y habrá piedad, compasión y comprensión. En su auxilio no importó ni importará el creciente déficit público. En 2001, para facilitar “el ahorro creador de empleos”, George W. Bush les redujo los impuestos que debían pagar. Tanto “ahorraron” que se dedicaron a especular.
Para las clases media y trabajadora estadounidenses, la respuesta es que se acabó el rescate, no hay dinero, y "estamos muy preocupados con el déficit público”.
Lanzados al desamparo, es comprensible el descontento creciente de los ciudadanos estadounidenses con la “corporate class y el establishment de Washington”.
Santo Domingo, 25 de junio de 2010
roberto@perspectivaciudadana.com

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