miércoles, 26 de octubre de 2011

La crisis alimentaria y el pánico apocalíptico

"Hay que poner de manera definitiva controles y respaldar la propuesta del presidente dominicano, Leonel Fernández, de crear un frente mundial contra la especulación; pienso que como andamos por globalizarlo todo con el propósito de maximizar las ganancias, es hora de abocarnos a redactar un contrato social global que termine de manera definitiva con la exclusión".
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Breve comentario de Manolo Pichardo para la Segunda Conferencia de Liderazgo, “Oportunidades, Dificultades y Metas de América Latina: Estrategia Consensual sobre Energía, Alimento y Ética”, celebrada en Brasilia del 19 al 21 de Octubre de 2011
Distinguidos expresidentes, senadores, diputados, intelectuales, académicos y público en general.
Corre por el mundo una sensación de pánico a raíz del incremento, en los últimos años, del precio de los alimentos; foros, cónclaves, congresos regionales y mundiales; las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y otros organismos de carácter permanente, son escenarios que utilizados para debatir el fenómeno. Este evento es un ejemplo palpable de las preocupaciones que tiene el liderazgo mundial frente a la crisis que amenaza con arrancarles la vida a millones de seres humanos.


En la mañana de hoy, durante la inauguración de esta actividad, el expresidente de Guatemala y presidente de la Fundación Esquipulas, Vinicio Cerezo, dijo: “ayer se cumplieron 3 meses de haberse anunciado una hambruna en Etiopía que amenaza con quitarles la vida a 5 millones de personas”. Este anuncio llega cuando millones de seres humanos en el mundo ven cómo los alimentos se ponen a distancias inalcanzables, provocando, en el mejor de los casos, un acelerado deterioro en sus condiciones materiales de existencia, que devendrá en la eliminación de la existencia misma.


Algunos dicen que las voces que se alzan para advertir del peligro que representa para la Humanidad la actual crisis alimentaria, reviven el pesimismo maltusiano, aludiendo con ello a lo que el economista británico planteaba, al desarrollar la tesis de que, para decirlo de alguna manera, el aumento de la población mundial superaría la capacidad de producción del planeta. Malthus se equivocó, evidentemente, y nosotros somos una muestra de ello, porque el hombre mejoró de forma considerable las técnicas de la producción, no sólo de alimentos, sino de bienes industrializados que han superado la demanda del hombre.


Así pues, en los últimos 60 años la población mundial se ha duplicado, pero la producción de alimentos se ha multiplicado por 3 en el mismo período, lo que quiere decir que el problema no es de producción.




¿Cuál es la causa entonces? ¿La producción de biocombustibles? ¿El cambio climático? ¿La devaluación del dólar como dicen algunos economistas? ¿El incremento de la demanda? ¿La especulación derivada de las compras a futuro? ¿Las sucesivas crisis financieras que han impactado en la economía real?


Yo pienso que hay un agotamiento del modelo capitalista, que no sólo afecta la distribución de los alimentos, sino que también afecta al sector financiero, energético e industrial, porque la avaricia se ha apoderado de los que controlan el comercio internacional sin pensar en un mundo más justo; creo pues, que este modelo de capitalismo debe ser repensado, para humanizarlo y ponerlo al servicio de todos, sin exclusión.


La Primavera árabe es una consecuencia de esto, también los movimientos de indignados que comenzó a gestase en Madrid y va arropando a todo el mundo; los pueblos del mundo quieren que las riquezas se repartan con mayor equidad.


Hay que poner de manera definitiva controles y respaldar la propuesta del presidente dominicano, Leonel Fernández, de crear un frente mundial contra la especulación; pienso que como andamos por globalizarlo todo con el propósito de maximizar las ganancias, es hora de abocarnos a redactar un contrato social global que termine de manera definitiva con la exclusión.


De no ser así, los hombres y mujeres que sufren de hambre no se quedarán de brazos cruzados. No auguro una situación apocalíptica, pero si más primaveras árabes, más movimientos de indignados; un mundo cada vez más crispado e incluso violento, por eso es hora de parar, de detener la cada vez mayor concentración de las riquezas en pocas manos. El mundo es capaz de producir lo que el ser humano necesita, somos los hombres que al fomentar las desigualdades sociales y económicas, ponemos lejos de las manos de los más vulnerables, los alimentos, y no sólo los alimentos, sino el empleo, la salud, la educación y hasta la diversión que les permita una vida plena y digna.


Aquí lo dejo, muchas gracias y estoy abierto al debate.

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