viernes, 28 de mayo de 2010

Chillidos post-electorales

Por Manolo Pichardo
Listín Diario 28/05/2010.-
Conocido el esperado resultado electoral murió la esperanza del milagro. El toque mágico de la ofensiva final no logró variar lo que la Penn y la Asisa habían predicho. Entonces, hecho trizas el eslogan que amarró el avance del 10 al triunfo del 12, se estremeció un team empresarial que no sabe discernir entre flujo de caja y flujo de masas, entre dinámica comercial y lucha de clases, entre relación obrero patronal e intereses sociales.
Sin ser expertos y poniendo a raya a los entendidos, con un alicate en la mano, no sabían cuál cable cortar para detener el reloj que haría estallar el artefacto explosivo que se llevaría el proyecto congresual y municipal sobre el que estaría la plataforma que sostendría el objetivo de retomar La Silla que se les fue mientras navegaban en un congreso con todas las olas a su disposición.
La impericia les llevó a cortar el cable verde –¿o el azul?– y la explosión dirigió sus esquirlas a todos, a mansos y cimarrones, a bobos y vivos: la colectividad perredeísta sufrió toda y el mapa del país, como predijo Penn y ratifi có Asisa, se tiñó de morado y perlas como Farides no podrán sumar su voz al concierto de voces que tiene el compromiso de continuar la construcción de una sociedad más democrática, madura y justa.
Vencidos por su ineptitud culpan a un fantasma para salvar el pellejo que les ata a la Dirección, para salvar la carrera que debió terminar con el trofeo presidencial en el 2012, y por ello perturban a todos, dan coletazos, chillan para que sus gritos se oigan en la Internacional Socialista, IS, en la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (COPPPAL), y el Parlamento Centroamericano (Parlacen), como si con esto van a borrar el voto mayoritario que castigó sus torpezas, sus decisiones autoritarias, sus desajustadas movidas de tipo ferreteras, “colmaderas” y bancarias, y que premió la administración del PLD, consciente de que hay que dar al César lo que es de César. Nos queda claro pues, que zapatero a su zapato, que no se puede improvisar, que política es política y negocios son negocios.

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