viernes, 13 de agosto de 2010

El tamaño de Bosch

Por Manolo Pichardo
Listín Diario 13/08/2010.-
Hablé la pasada semana de las 18 cartas que le escribió Bosch a Peña Gómez entre el 1970 y 1972 que fueron compiladas y comentadas por Despradel Cabral; me detuve en una fechada el 20 de noviembre del último año de la década iniciada en 1961 por ser una copia de una manuscrita que por demás me ayudó a encontrar la respuesta a una pregunta que me venía haciendo desde los años 80.
En esta como en las restantes vi crecer el tamaño de don Juan, pues en sus trazos, inconscientemente, El Maestro desnudaba su interior y desde él trasluce su humanidad, su sensibilidad social, su condición de líder político completo. En aquellas líneas, sin proponérselo, revelaba la estructura de su pensamiento social y político, sus sueños cargados de planes redentores, su entusiasmo patriótico.
Lo importante es que sin ser discursos elaborados para el consumo de las masas, siendo comunicaciones que no procuraban ir más allá de lo que privadamente se le puede decir a un amigo o un hijo, como con frecuencia llamaba a Peña, destilaba la pureza que guardaba en sus entrañas, la franqueza con que acometía sus proyectos; por ello, un hallazgo que no puede pasar inadvertido es que entre ellas y lo que públicamente expuso no había divorcio.
Aquel hombre de dimensiones más que continentales, ex presidente de la República y líder del partido más grande para el momento, no sentía que estar pendiente de pintar la Casa Nacional, de pedir rebaja para los materiales y equipos que compraba para el funcionamiento de la organización, que atender personalmente los trabajos políticos y organizativos y despachar con los dirigentes de todos los niveles, le hacían menos líder.
Estaba pendiente de todo como un mortal cualquiera. De ahí que procuraba, en la medida de lo posible, resolver los problemas que en el orden material afectaban a los dirigentes del partido. No se quedaba en el Olimpo recibiendo loas e instrumentalizando a los cuadros y militantes, utilizándoles para luego patearles, manipulando el ejercicio de la política para que las cosas parezcan camino de una sola vía.
No es extraño leer entonces: “...Mariotti te lleva 100 dólares que he podido conseguir vendiendo libros míos. Joaquín le llevó a la comadre 50 pesos que le pediste para ella... y aprovecho que él sale mañana para París para mandarte 75 dólares, así como una carta para Patricio también con 75 dólares...Tus hijos están bien y no le han retirado la ayuda mensual que les lleva José. Tranquilízate, pues”.
En aquellas cartas queda claro que era líder de verdad, sin par; patriota, honesto, humano, inteligente, solidario, creador de líderes, constructor de futuro, forjador de hombres nuevos. Por ser tan grande fue tan sencillo, TAN MORTAL.

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