sábado, 7 de mayo de 2011

La izquierda democrática (16)

Por Manolo Pichardo

Listín Diario 06/05/2011.-

Las reflexiones existenciales de la izquierda iniciadas en 1990 con la convocatoria del Partido de los Trabajadores de Brasil, el 2 de julio, venía precedida de un gran número de encuentros que se produjeron a nivel mundial para analizar si la perestroika de Mijaíl Gorbachov, pretendía reformar el socialismo para revitalizarlo o desmontarlo para dar paso a la unipolaridad que pasaría a liderar Estados Unidos bajo el esquema de la globalización y la consigna de la “Revolución Científico-Técnica”.
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Los más lúcidos sabían que el llamado Socialismo Científico caminaba hacia las puertas del colapso, porque como dijera Juan Bosch, “el régimen que estaba llamado a gobernar a favor de los trabajadores, o a imponer su dictadura, de a poco se fue convirtiendo en su verdugo” como resultado de un anquilosamiento que abrió espacio a una burocracia partidaria que, a decir de algunos, sirvió de base para diseñar un capitalismo de Estado que estaba llamado a fracasar, porque la lógica del capitalismo tiene una dinámica que no encaja bajo las estructuras sociales diseñadas por el Socialismo Real.

El asunto es, que la convocatoria de julio en Sao Paolo, abrió un debate rico, plural y democrático en el que se comenzó a encontrar el camino para la conjunción de fuerzas progresistas que dieron forma a estas discusiones en lo que se llamaría Foro de Sao Paolo; una plataforma que comenzó a redefinir los criterios de la lucha política para adecuarla al contexto creado por el triunfo del capitalismo y su cara más dura.

El auge de la izquierda en el continente americano tiene sus raíces, primero, en el fracaso de las políticas neoliberales que convirtieron a nuestros países en fábricas de muchos pobres y pocos ricos; y segundo, en la adecuada redefinición de la lucha política para que la convergencia limara las asperezas del extremismo agrupando al progresismo alrededor del nacionalismo democrático y acercando a los partidos a los movimientos sociales.

Ya el Frente Amplio en Uruguay, en medio de la confusión creada por la perestroika y la glasnost, había diseñado un esquema parecido que casi le conduce al poder en 1989. En el 1988, Cuauhtémoc Cárdenas, con su Frente Democrático Nacional, había ensayado la fórmula del Foro de Sao Paolo que también experimentaba la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe COPPPAL; él ganó, pero la maquinaria fraudulenta de Carlos Salinas De Gortari no le permitió gobernar.

Con el empuje de los partidos progresistas de la región en alianzas con los movimientos sociales y religiosos, los pueblos originarios de Bolivia encontraron el camino de la emancipación, más de 500 años después de que sus destinos fueran marcados por el atropello y el saqueo a sus identidades. Evo Morales, un producto de las fuerzas sociales que convergieron para crear la gran ola progresista que transforma el hemisferio, con su peculiar estilo, tomó de la mano el rumbo reivindicador de las mayorías, en un esfuerzo titánico por hacer más justa la tierra que le vio nacer

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