viernes, 14 de noviembre de 2008

Cerrando el agujero negro


JC Malone

Listín Diario 11/14/2008
NUEVA YORK.- Entre los principales aportes del presidente Bush a la antología de la infamia, la devaluación humana y el derecho pre-jurásico, está el “Centro de Investigación Guantánamo”. Es una versión evolucionada del infierno de Dante, la Bastilla francesa y el Gulag soviético. Extirpar esa tumoración del ordenamiento internacional contemporáneo está entre las prioridades iniciales del presidente electo Barack Obama.
Ningún ser humano debe considerarse libre en un mundo donde funcione Guantánamo, el perfecto adefesio moral, político y judicial. En ese agujero negro entre los códigos, el tiempo, el espacio, la historia y la conciencia humana, hay unos 200 hombres cumpliendo una cadena perpetua secreta y no declarada. Su “arresto-condena” fue decidido por un secreto comandante, por razones tan secretas como las evidencias para mantenerlos en “interrogación”. Entre ellos hay honestos e inocentes padres de familia. Obama libertará a una parte y enviará otros a cortes criminales o tribunales militares.
Según Bush estos individuos no pueden ser liberados ni juzgados en corte alguna porque son muy peligrosos. El “razonamiento” parece ser, si hay algo “racional” en todo esto, que los recluidos en Guantánamo son una subespecie evolucionada de un tipo de delincuente humano. Ellos cometieron, pensaron cometer o pueden cometer delitos tan horrendos que no están condenados en ningún código del mundo, por eso no hay jueces capaces de juzgarlos. El destino ineludible de esos parroquianos será pudrirse en Guantánamo hasta que “evolucionemos” como especie y sociedad para desarrollar códigos y jueces que puedan juzgarlos.
Guantánamo, el “Departamento de Seguridad Interna” y la “Guerra Contra el Terrorismo”, son hijos legítimos de la fornicación ilegítima entre la Iglesia y el Estado. Nacieron del concubinato entre fundamentalistas cristianos y ultraderechistas políticos que controlaron la administración Bush. Cerrar Guantánamo inicia el desmantelamiento de toda esa estructura del horror y el sin sentido.

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