viernes, 18 de septiembre de 2009

La unión hace la fuerza

Por Francisco Reyes López
La Hora 24/08/09.-
Hace 200 años el Libertador Simón Bolívar, al concebir y luchar por la independencia de Sur América de España, visualizaba en el Cono Sur cuatro grandes naciones. La misma España, durante su época y gestión colonial, organizó las colonias en mucho menos naciones de las que actualmente existen en este continente.
¿Por qué la división y el fraccionamiento en más naciones de las que soñaba Bolívar, de las que había creado España? Varias son las razones, pero sin duda alguna la principal fue la ambición, el deseo de poder, de enriquecerse las cúpulas económicas o cúpulas de poder en cada una de las principales ciudades que existían en las diferentes áreas geográficas.
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La Capitanía General de Guatemala se fraccionó en cinco naciones centroamericanas y, además, perdió más de una sexta parte del territorio al anexarse a México, Chiapas, Campeche, Tabasco, Soconusco y Yucatán. Nadie se atreve a poner en duda que unidos estos territorios que integraron la Capitanía General de Guatemala tendríamos mejores probabilidades económicas y sociales de salir adelante. Lo mismo podría decirse si en Sur América existieran, por no haberse desintegrado, naciones más grandes con mayores recursos y por consiguiente mayor capacidad de producción, de creación de fuentes de trabajo y de prestaciones económico sociales para su población. La misma República de Panamá no es sino el producto de los intereses económicos que desmembraron de la gran Colombia el territorio que permitió obtener una pequeña nación donde, sin mayores problemas, pudieran construir la vía interoceánica denominada actualmente Canal de Panamá. Una irrefutable prueba de las ventajas económicas es la globalización que se predica en el mundo. El mercado común europeo no para de crecer, de incorporar países a pesar de las enormes diferencias étnicas, de sus múltiples lenguas y de su historia tan diversa de país a país. ¿Qué tienen en común los españoles con los checoslovacos, los polacos o los húngaros? La respuesta es poco en el pasado, bastante en el presente y mucho en el futuro. Crear, desarrollar el mercado común europeo ha implicado el establecer órganos supranacionales, elegir representantes que toman las decisiones en el Parlamento Europeo como un todo. Así se han creado diferentes instancias, a nadie -en ese continente- le extraña, le asombra y mucho menos se atreve a decir que deben disolverse o que su país debe retirarse, ya no digamos los sectores empresariales que inclusive tienen en Centroamérica, desde hace muchos años, diferentes organizaciones como Fedeprica. Sólo alguien que no desea mirar hacia el futuro puede pensar que cualquiera de nuestros países en el istmo centroamericano tiene alguna probabilidad de salir adelante solo. Prueba de ello son los tratados económicos y de otra naturaleza que existen al respecto. Decir que el Mercado Común Centroamericano o que la integración centroamericana ha seguido el rumbo que debía seguir, sería un grave error, pero retroceder en lo poco que se ha logrado es un error todavía más grave. Hablar de una integración exclusivamente en aspectos económicos sólo evidencia que las supercúpulas económicas de cada uno de los países son tan egoístas que sólo miran a través de la abertura de su bolsillo. Entre más subordinado a intereses conservadores, tradicionales es el Ejecutivo, más trata de retroceder en la integración y por supuesto lo más fácil es tratar de destruirlo en lugar de darle más facultades a las instancias de integración como el Parlacen y la Corte Centroamericana de Justicia.

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