Por Juan Pablo Plácido
Jp_placido@hotmail.com
Soy un convencido de que al Dr. Leonel Fernández Reina no le ha pasado por la cabeza ni un segundo presentarse ante el pueblo dominicano para buscar una reelección en las elecciones presidenciales del año 2012.
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El presidente Fernández ha alcanzado logros dentro del sistema democrático dominicano difícil de superar y no tiene por qué ponerlos en cuestionamientos. En los tres periodos de gobierno que ha encabezado nadie le supera en conquistas democráticas. El hecho de haber propiciado un cambio radical en el poder judicial basta para reconocerle un lugar cimero en nuestra historia institucional. Se puede decir que la historia del poder judicial se divide en un antes y en un después de los gobiernos peledeistas dirigidos por el Dr. Leonel Fernández.
En la implementación de la política exterior de República Dominicana, los gobierno de Fernández colocaron a nuestro país en un lugar de respeto y de dignidad, contrario a como fue en gobiernos anteriores, en los que primó la sumisión y el ausentismo.
En el campo económico, los gobiernos del PLD presididos por Fernández han mantenido un nivel de crecimiento permanente, aún cuando en la región latinoamericana se han vivido momentos de estancamiento y de convulsión, los gobiernos del PLD han sabido salir a flote, gracias a la confianza y a los aciertos de las medidas gubernamentales tomadas durante estos diez años.
El último gran salto institucional promovido por el presidente Fernández fue el de modificar la carta sustantiva de la nación, hecho ocurrido el 26 de enero del año 2009. La nueva constitución reivindica viejas aspiraciones populares que debieron esperar la voluntad de un demócrata al frente del Poder Ejecutivo, tales son los casos de: El Defensor del Pueblo, El Tribunal de garantías constitucionales, El Recurso de Amparo con rango constitucional y el Habeas Data, entre otros. Igualmente, la nueva constitución consagra la no reelección en periodos consecutivos.
Creo que cuando la historia pase un balance a la obra de gobierno realizada en los gobiernos encabezados por el Dr. Leonel Fernández, sin dudas, la actual constitución ocupará el primer lugar entre todos los logros positivos de esa gestión.
Las constituciones políticas de los estados tienen la virtud de trascender en el tiempo, por bien o por mal, y ésta habrá de perdurar en la memoria colectiva por los alcances democráticos de su articulado. No es la constitución ideal, sin embargo, supera a las anteriores en sus posibilidades de concreción.
Siendo así, ¿cómo imaginar que su principal autor la va a malograr varios meses después de promulgarla por una simple apetencia personal?
Todo debemos convenir en que el presidente Fernández es un hombre inteligente, que es un político que nunca ha demostrado ambición personal desmedida y que como académico lleva el pulso de los acontecimientos mundiales y nacionales día a día. Un hombre con las luces intelectuales y morales que adornan al presidente Leonel Fernández es difícil imaginarlo en una conjura para trastocar, sea mediante el mecanismo de otra reforma constitucional o mediante una consulta popular o Referéndum, el orden legal que él mismo ha querido instaurar.
Cualquier dominicano que aprecie verdaderamente al presidente Dr. Leonel Fernández optaría por apoyar este su tercer periodo, para que termine exhibiendo ante el mundo los grandes logros que ha cosechado, y así evitarle las sombras que sus enemigos intentarán encontrar.
Él lo ha dicho, y yo le creo, que será un árbitro imparcial en el proceso interno que habrá de librarse a lo interno del PLD, para escoger como candidato presidencial a quien sin dudas será su sucesor por el voto mayoritario del pueblo dominicano. De eso se trata, de interpretar a nuestro líder en lo que éste debe hacer conforme al momento histórico que vivimos y no querer forzar para que él haga lo que nos gustaría que sucediera.
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Soy un convencido de que al Dr. Leonel Fernández Reina no le ha pasado por la cabeza ni un segundo presentarse ante el pueblo dominicano para buscar una reelección en las elecciones presidenciales del año 2012.
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El presidente Fernández ha alcanzado logros dentro del sistema democrático dominicano difícil de superar y no tiene por qué ponerlos en cuestionamientos. En los tres periodos de gobierno que ha encabezado nadie le supera en conquistas democráticas. El hecho de haber propiciado un cambio radical en el poder judicial basta para reconocerle un lugar cimero en nuestra historia institucional. Se puede decir que la historia del poder judicial se divide en un antes y en un después de los gobiernos peledeistas dirigidos por el Dr. Leonel Fernández.
En la implementación de la política exterior de República Dominicana, los gobierno de Fernández colocaron a nuestro país en un lugar de respeto y de dignidad, contrario a como fue en gobiernos anteriores, en los que primó la sumisión y el ausentismo.
En el campo económico, los gobiernos del PLD presididos por Fernández han mantenido un nivel de crecimiento permanente, aún cuando en la región latinoamericana se han vivido momentos de estancamiento y de convulsión, los gobiernos del PLD han sabido salir a flote, gracias a la confianza y a los aciertos de las medidas gubernamentales tomadas durante estos diez años.
El último gran salto institucional promovido por el presidente Fernández fue el de modificar la carta sustantiva de la nación, hecho ocurrido el 26 de enero del año 2009. La nueva constitución reivindica viejas aspiraciones populares que debieron esperar la voluntad de un demócrata al frente del Poder Ejecutivo, tales son los casos de: El Defensor del Pueblo, El Tribunal de garantías constitucionales, El Recurso de Amparo con rango constitucional y el Habeas Data, entre otros. Igualmente, la nueva constitución consagra la no reelección en periodos consecutivos.
Creo que cuando la historia pase un balance a la obra de gobierno realizada en los gobiernos encabezados por el Dr. Leonel Fernández, sin dudas, la actual constitución ocupará el primer lugar entre todos los logros positivos de esa gestión.
Las constituciones políticas de los estados tienen la virtud de trascender en el tiempo, por bien o por mal, y ésta habrá de perdurar en la memoria colectiva por los alcances democráticos de su articulado. No es la constitución ideal, sin embargo, supera a las anteriores en sus posibilidades de concreción.
Siendo así, ¿cómo imaginar que su principal autor la va a malograr varios meses después de promulgarla por una simple apetencia personal?
Todo debemos convenir en que el presidente Fernández es un hombre inteligente, que es un político que nunca ha demostrado ambición personal desmedida y que como académico lleva el pulso de los acontecimientos mundiales y nacionales día a día. Un hombre con las luces intelectuales y morales que adornan al presidente Leonel Fernández es difícil imaginarlo en una conjura para trastocar, sea mediante el mecanismo de otra reforma constitucional o mediante una consulta popular o Referéndum, el orden legal que él mismo ha querido instaurar.
Cualquier dominicano que aprecie verdaderamente al presidente Dr. Leonel Fernández optaría por apoyar este su tercer periodo, para que termine exhibiendo ante el mundo los grandes logros que ha cosechado, y así evitarle las sombras que sus enemigos intentarán encontrar.
Él lo ha dicho, y yo le creo, que será un árbitro imparcial en el proceso interno que habrá de librarse a lo interno del PLD, para escoger como candidato presidencial a quien sin dudas será su sucesor por el voto mayoritario del pueblo dominicano. De eso se trata, de interpretar a nuestro líder en lo que éste debe hacer conforme al momento histórico que vivimos y no querer forzar para que él haga lo que nos gustaría que sucediera.
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