domingo, 4 de octubre de 2009

Armas para ellos, desarme para otros

Por Manolo Pichardo
Listín Diario 02/10/09.-
En el marco de la celebración de la última reunión del G20, los mandatarios Sarkozy, Brown y Obama convocaron una conferencia de prensa en la que advirtieron a Irán que de no desmantelar su programa nuclear podrían recurrir al uso de la fuerza.
El líder estadounidense sirvió de vocero y, hablando en primera persona, lució enérgico. Ahmadinajad siempre ha dicho que sus experimentos se limitan a la búsqueda de energía para fines pacíficos. Sea esto cierto o no, es un contrasentido que los países que representan estos mandatarios, tres entre más de ciento ochenta, porque a ellos deben sumársele China, Pakistán, Rusia, India e Israel, puedan hacer advertencias, pues acumulan armas atómicas capaces de destruir el planeta más de una vez.
La cuestión no consiste en garantizar seguridad a la humanidad amenazando a iraníes y norcoreanos bajo el alegato de que sería un peligro para nuestra espacie que armas con la capacidad destructiva que tienen éstas, cayeran en manos de los dirigentes incontrolables que gobiernan estos países, sino en los planes de continuar con el monopolio nuclear para mantener la hegemonía política y económica, bajo el sutil chantaje que les da ese poder.
Lo justo sería desmantelar las armas que existen sin jugar al tonto ¿O es que se olvidaron de que el único país que ha detonado armas atómicas es el que tuvo la vocería en aquella conferencia de prensa? La justificación para anunciar las sanciones tocan también lo religioso e ideológico argumentando que la vesania arropa las mentes de norcoreanos e iraníes pero las patologías psiquiátricas se han mostrado con más frecuencia del lado de los que han usado como abrevadero a los más débiles para saciar su sed y la desmedida avaricia que mueve a ejércitos y mercenarios por los rincones de la tierra cegando vidas.
De las armas nucleares que hay en el mundo estos tres paladines del desarme suman, según algunas fuentes, el 57.38% de éstas ¿Y entonces, reímos o lloramos ante esta obra teatral tan cómica y cursi?






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