jueves, 16 de septiembre de 2010

Danos la vida a pensar, Juan Francisco.


(Petición urgente a un hermano que nunca se irá)


Danos la vida a pensar, Juan Francisco.
No nos dejes solos con tanta muerte después de tanta vida.
Vuélvete al campo, a San Cristóbal.
Vuélvete a procrear vida en Madrid.
Ándate a Catania, Juan Francisco,
llegará don Juan mañana.


Abuelo breve, padre dilatado,
¿cuántas rosas a tu Andrea, cuántas albas a tu Aurora?
Ya lo sé: Lola las cuenta.
Nosotros cada noche te contamos, Juan Francisco.
¿Por qué sería que uno no necesitaba cita para verlo?
--me pregunta de manera retórica Víctor Tirado--.


Juan Francisco Santamaría de la Cruz,
ven de nuevo
que Manolo te convoca a los quehaceres,
ven de nuevo,
abrázate al camino que te llora tu tierrita,
abrázate a ese niño de la esquina:
“¿Señor, le limpio los zapatos?”
--No, mi hijito, que olvidé las medias, pero igual te pago, si te parece bien.
Y ahora, Juan Francisco?
al amparo de tu noble legado
la vida de nuevo nos pensamos.
Tu sonrisa de niño agasajado.
Tú temple de soldado victorioso.
Tu sala de anfitrión alborozado,
manirroto, galán, desparpajado:
“Traigan más pan, traigan más vino.
Vengan a la cocina, compañeros, si es que el locrio les importa”.
¡Cuánto has brindado, Juan Francisco!
Caballero del bien de tanta gente.


¿Qué te ocurrió el uno de noviembre de 2001?
Era tu pena, Juan Francisco; era la nuestra.
La de hoy es toda nuestra, es toda doble,
es toda triple tanta pena.
(Tú siempre nos ayuda con la pena por la muerte del Maestro.
¡Cuánto duele sin ti, hermano de la luz y del decoro!)


Llévanos a repensar la vida, Juan Francisco.
Ponnos en tu costado y en tu frente.
Quiero ver en tu nombre a mucha gente.
Quiero tu lluvia sobre el campo.
Quiero tu sol en la colina.
Quiero en micrófonos modernos tu voz de piano medio.
Quiero verte en libros y en película, Juan Francisco.
Quiero verte en la calle con tu pueblo.
Quiero un jazmín sobre tu tumba.
Quiero buscarte siempre cuando llegue.
¿Dónde te sorprendió la noche, hermano,
luego de tanto batallar?
No me lo cuentes.
Prefiero los mangos madrileños de tu patio en San Cristóbal.
Prefiero tus sueños, y a tu gente.


Ángel Garrido Alexandria,
Virginia, EE UU 11 de septiembre de 2010

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