sábado, 25 de septiembre de 2010

La JCE cambia nombres y apellidos

Por Manolo Pichardo
Listín Diario 24/09/2010.-
Nadie pone en duda el excelente trabajo realizado por la actual Junta Central Electoral durante el período que se agota para dar paso a una composición diferente y pequeña, pues con el montaje del proceso electoral y la automatización de las oficialías civiles martilló para dejar un cuño de eficiencia que la sociedad aprecia, pero como en algo siempre se resbala, decidieron borrar las tildes para meternos en un lío genealógico que borrará rastros, desconectará apellidos y familias.
Los nombres puestos con máquinas que no conocen el castellano sueltan, en su mecánica arbitrariedad, nombres comunes con sonidos distintos que, contra la voluntad de su esencia, de su espíritu prístino, desdibujan identidades. Y así yo, por ejemplo, que llevo por segundo nombre “de Jesús”, no puedo conseguir un documento “oficial de oficialía” que lo respete, porque allí se trabaja con mayúsculas y las máquinas se cuidan de no clavar con tildes letras tan grandes.
Por esa razón aunque los nombres con que mi padre me declaró son “Manuel de Jesús”, y así aparecían cuando las actas de nacimientos se hacían a mano o a máquinas de escribir, ahora son “Manuel de Jesus”; como se verá, en el segundo al no tener tilde el acento cambia, y por tanto, el sonido del nombre.
El asunto es que la cédula de identidad y electoral adolece de la misma arbitrariedad.
Reclamé que a mi hija Náyila le colocaran la tilde en la primera “a” porque ese era su nombre y de lo contrario se lo estarían cambiando, cuestión a la que no tenían derecho; pero no, mi reclamo no encontró espacio porque los “técnicos” recurrieron al mismo argumento, por lo que ella ha pasado a llamarse NAYILA o lo que es lo mismo Nayila. Como el acta de nacimiento es el documento base para gestionar la cédula de identidad y electoral que sirve para realizar todo tipo de transacción legal, nos están cambiando los nombres y los apellidos y hay toda una ¿conspiración? contra esdrújulos y sobreesdrújulos, así que ningún dominicano se podrá llamar Ramón, sino Ramon; José sino Jose; Rubén, sino Ruben; Máximo, sino, Maximo; Mónica, sino Monica; Martín, sino Martin; Josué, sino Josue; María, sino Maria; Néstor, sino Nestor…


Pero lo peor es que muchos apellidos desaparecerán haciendo perder la conexión familiar, porque los hijos de los Colón serán Colon, los de los Martínez serán Martinez, los de los Chávez serán Chavez, los de los Almánzar serán Almanzar.

Y así todo este tollo provocado por máquinas brutas o tan sensibles que no quieren lastimar las letras grandes con las puntas de las tildes pero que violan el derecho de las personas a llamarse como les dé la gana. ¿Por qué no escriben los nombres sólo con la primera letra en mayúscula como les enseñaron en las escuelas para que se termine con la tonta excusa de que a las mayúsculas no se les puede dar tildazos?

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