Listín Diario 30/10/2010.-
Aunque muchos no ven claro el panorama al interior del Partido de la Liberación Dominicana respecto al tema de la candidatura presidencial, yo pienso que más meridiano no puede estar, pues resulta que en la maraña que envuelve proyectos presidenciales mortinatos, bolas lisonjeras y precandidaturas que se perfilan sólidas para albergar la sensatez que llevaría a retener el poder, hay planes con la mira al 2016.
Estos planes, a mi juicio, buscan articular una plataforma camuflada de continuismo con la intención de entusiasmar a despistados dirigentes que, por el afecto al Presidente, se dejarían arrastrar por el proyecto que en definitiva persigue sepultar el liderazgo indiscutible de Leonel para que en el 16 no tenga ni la posibilidad de presentar precandidatura.
Andan en funciones públicas, y con el discurso reeleccionista atrapan a tipos que, montados en el tren piensan seguir por dos años en sus puestos, años que por demás se podrían convertir en seis, si el proyecto de la reelección se hiciera viable, ¿razonan?
Creen que calculan bien, porque como para las elecciones del 2012 no tienen oportunidad, mastican la urdimbre con placer, regurgitan el plan para saborear repetidas veces el sazón de sus esperanzas, pensando que el Presidente es un tonto útil capaz de quedar atrapado en sus adulaciones y que éstas le llevarán a lanzarse a las calles para dejar a la constitución que engendró sin el reconocimiento que manda una paternidad responsable.
¿Quién no sabe de las condiciones excepcionales del Presidente? ¿Quién duda que sea el líder indiscutible del PLD e incluso del país, tras la desaparición de Bosch, Balaguer y Peña? Todos sabemos y no hay dudas, pero las cobas pretenden ocultar lo que se traen: fastidiarle el 16 a Leonel poniéndole a chocar con el impedimento de su propia constitución, poniéndole a chocar con la iglesia, la sociedad civil, los partidos de oposición y toda una sociedad que fue testigo de los debates, los amarres y los acuerdos a que se llegaron para prohibir la reelección.
Sepultadas las posibilidades de que el Presidente retorne en el 16 e imposibilitado para reelegirse el que triunfe en el torneo electoral del 12, “La óoña” que ve pasar unos y otros con indiferencia desde su sitio en La Mansión de Gazcue, les serviría de silla para mandar, e iniciar entonces un proceso de reformas que les dejaría en el puesto por el tiempo que quieran.
Cuidar a Leonel es un compromiso de los peledeístas que creen en él, porque además, cuidándolo de individuos como éstos, se le garantiza el 16, y se le podrá tener como el Lula que trabaje por el candidato del Partido para retener el poder y continuar por la ruta del desarrollo que se inició en 1996.
Andan en funciones públicas, y con el discurso reeleccionista atrapan a tipos que, montados en el tren piensan seguir por dos años en sus puestos, años que por demás se podrían convertir en seis, si el proyecto de la reelección se hiciera viable, ¿razonan?
Creen que calculan bien, porque como para las elecciones del 2012 no tienen oportunidad, mastican la urdimbre con placer, regurgitan el plan para saborear repetidas veces el sazón de sus esperanzas, pensando que el Presidente es un tonto útil capaz de quedar atrapado en sus adulaciones y que éstas le llevarán a lanzarse a las calles para dejar a la constitución que engendró sin el reconocimiento que manda una paternidad responsable.
¿Quién no sabe de las condiciones excepcionales del Presidente? ¿Quién duda que sea el líder indiscutible del PLD e incluso del país, tras la desaparición de Bosch, Balaguer y Peña? Todos sabemos y no hay dudas, pero las cobas pretenden ocultar lo que se traen: fastidiarle el 16 a Leonel poniéndole a chocar con el impedimento de su propia constitución, poniéndole a chocar con la iglesia, la sociedad civil, los partidos de oposición y toda una sociedad que fue testigo de los debates, los amarres y los acuerdos a que se llegaron para prohibir la reelección.
Sepultadas las posibilidades de que el Presidente retorne en el 16 e imposibilitado para reelegirse el que triunfe en el torneo electoral del 12, “La óoña” que ve pasar unos y otros con indiferencia desde su sitio en La Mansión de Gazcue, les serviría de silla para mandar, e iniciar entonces un proceso de reformas que les dejaría en el puesto por el tiempo que quieran.
Cuidar a Leonel es un compromiso de los peledeístas que creen en él, porque además, cuidándolo de individuos como éstos, se le garantiza el 16, y se le podrá tener como el Lula que trabaje por el candidato del Partido para retener el poder y continuar por la ruta del desarrollo que se inició en 1996.
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