sábado, 13 de noviembre de 2010

Los senadores y Leonel

Por Manolo Pichardo
Listín Diario 12/11/2010.-
Fueron 26 los senadores que visitaron al Presidente para brindarle su apoyo el pasado martes. Amable, el único electo en una boleta diferente a la morada, no estuvo allí, pero el líder del Senado y secretario general del PLD, Reinaldo Pared, tampoco hizo acto de presencia; Cristina Lizardo, Charlie Mariotti, Wilton Guerrero y Félix Vásquez no asomaron sus anatomías por aquel lugar.
El senador por la provincia Espaillat, José Rafael Vargas, leyó el documento que se le fue a entregar al mandatario.
A él se le atribuye la autoría del texto. Muchos han manifestado no entender el acto o la acción bajo el argumento de que no existe una situación espacial que ponga en riesgo la autoridad del Jefe de Estado, que en el país todo transcurre con normalidad y que su liderazgo luce firme.
Otros atribuyen lo ocurrido a un mensaje político dirigido a evitar que en el Partido de la Liberación Dominicana, aspirantes a la Presidencia de la República y seguidores de estos, comenzaran a succionar del poder del mandatario, provocando una dispersión en la autoridad que debe concentrar el líder, lo que traería como consecuencia un debilitamiento del Gobierno.
José Rafael explicó a los medios de comunicación que lo que se pretendió fue dar un mensaje de apoyo a la gestión de gobierno del presidente Fernández, ante una oleada de ataques que tienen como blanco al mandatario con la intención de minar su liderazgo y autoridad, y que por ello algunos de los senadores comprometidos ya con algunas candidaturas, estamparon sus firmas en El Manifiesto.
En la explicación dejó claro que aquello fue una acción política sin propósitos electorales, aunque para mí luce inexplicable, pues resulta que, independientemente de los ataques, que siempre habrá, todo dominicano sensato le reconoce el liderazgo a Leonel y sólo la mezquindad de algunos, o el interés político de la oposición, pueden llevar a negar el éxito alcanzado en las tres administraciones que él y el PLD han encabezado.
De todos modos, como lo que abunda no daña, si ese respaldo ayudase a que el Gobierno se fortalezca, a que el liderazgo del Presidente se consolide para que con su prestigio impulse al candidato que resultare electo en la consulta partidaria, habría merecido la pena envolverse en un debate que, por momentos, se ha tornado incómodo, debido a las voces que no dejan de aprovechar oportunidad para irrespetarlo.
Pienso, sin embargo, que más que acciones políticas debe haber acciones de gobierno que apuntalen la figura del Presidente. Por ello, los funcionarios tienen que dedicarse a trabajar, porque sólo así, con el candidato que escoja el PLD, se podrá continuar la obra de progreso y modernización iniciada por él en 1996.

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